29 | Salsa de tomate

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—Tienes salsa de tomate

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—Tienes salsa de tomate.

Se limpia donde no es.

—Ahí no.

Vuelve a tomar la servilleta y falla.

—Déjame a mí.

Me levanto apenas de la silla para limpiar la zona de su labio izquierdo. Cuando lo hago y vuelvo a atacar mi comida, se ríe.

—¿De qué te ríes?

Vuelve a darle un bocado a su pasta. Cuando termina de masticar y traga, por fin me contesta:

—De ti. Te ves muy tierno ayudándome.

Frunzo el ceño, burlándolo.

—¿Tierno tratando de limpiar el desastre que haces cada vez que comes?

Se manda un pedazo de raviol a la boca, pero el tenedor no lo tenía sujetado como corresponde y se le cae en el pantalón. Abre los ojos de la sorpresa.

—Si eres tú el que me ayudará a limpiarlo, entonces seguiré siendo un desastre para ti —comenta divertido, agarrando el raviol con la mano, ensuciándose sus manos, solo para meterlo dentro de una nueva servilleta y hacerlo un bollo.

Lo miro, miro el pobre raviol accidentado, y niego.

—A este paso agotaremos el suministro de servilletas. No nos dejarán volver a entrar.

Él se ríe y sigue comiendo. Le doy, tímidamente, unos bocados a mi ensalada mientras nos mantenemos en silencio. De alguna forma se siente irreal que hoy esté aquí con él, en un restaurante de la ciudad cenando como quien quiere la cosa, cuando hace solo semanas apenas quería salir de mi cuarto.

Pero Tanya me pidió que juegue y que me arriesgue, así que eso estoy haciendo. Además, Isaac hace muy fácil disfrutar su compañía.

—¿Estás bien? —Su pregunta llega en el momento indicado. Es increíble como mi vecino siempre sabe lo que necesito.

—Sí.

Entorna los ojos.

—¿Seguro?

—Sí.

Mueve su cabeza de izquierda a derecha.

—Mmm, en algo está pensando esa cabecita.

Me muerdo el labio. Maldito rubio sabelotodo.

—Estoy bien.

—¿Lo juras?

—Lo juro.

—¿Por quién lo juras?

—Por los dibujos que tengo pegados en la pared.

—Y... —Sé cuál es la respuesta que está esperando.

—Y por Coldplay. Lo juro.

Asiente satisfecho mientras agarra un pedacito de pan y lo empieza a mojar con lo que le quedó de salsa. Come como un animal. No me extraña, de algún lado tienen que crecer esos musculitos.

(Trans)parenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora