32 | Juntos

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Esta semana estoy recordando que soy un estudiante de la universidad

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Esta semana estoy recordando que soy un estudiante de la universidad.

Con lo que pasó con Violet, la llegada de Finn a mi vida, el viaje a Nueva York, el drama, las preguntas sin respuesta, mi mamá y tantas otras cosas... creo que me olvidé que conocí a las personas que conocí porque estoy estudiando una carrera, y que vivo en un campus porque, bueno, ¡se supone que me graduaré algún día!

Tengo que admitir no he estudiado absolutamente nada hace meses. Por suerte soy de ese tipo de personas que con prestar atención en clase puede defenderse bien cuando llega la hora de exponer un trabajo o rendir un examen, así que no se me hace tan difícil pasar las materias.

Ahora que el semestre está llegando a su final y las últimas entregas van dando aviso en la aplicación de la universidad, no puedo esperar a terminar con mis responsabilidades. Volver a casa, estar con la familia y recargar energías. ¡Traer a Finn a casa! Dios, sí. Tiene que conocer a mi padre. Y a mis hermanas. Amaría a mis hermanas. Lo llenarían de chocolates y abrazos consensuados.

Las ideas se arremolinan en mi cabeza mientras camino de vuelta a los dormitorios. Prometí que después de mi última clase del día iríamos a caminar con Finn, así que no puedo evitar emocionarme ahora que el momento del día ya llegó. Subo por el ascensor hasta su habitación y saco la llave que él me mandó a hacer.

Sí, tengo una copia de la llave para poder entrar a la habitación de Finn Bennett cuando quiera. ¿Cuántos pueden decir que tienen ese privilegio? Literalmente nadie. Me hace tan bien saber que sigue confiando en mí, que me sigue eligiendo, que me sigue haciendo tan feliz con cada pasito que da.

—¿Finn? ¿Hola? ¡Ya estoy aquí! —digo a una voz bastante alta para que me escuche, principalmente en el caso de que su compañero de departamento se encuentre merodeando. Chequeo con una mirada por encima del hombro y veo que no está. Genial. Todo para nosotros.

Sin embargo, pasan unos segundos y Finn no me contesta. Escucho pequeños pasos provenientes de su cuarto, pero no dice nada. Espero ahí por un tiempo mientras lo sigo llamando, pero nada. ¿Qué es lo que está haciendo?

No quiero decir que me estoy preocupando, pero me estoy preocupando. Las palabras de mi madre cruzan mi mente cuando dijo que me estaba obsesionando con él, y por más que no pueda sacarme sus dichos de mi cabeza, sigo creyendo que no tiene razón. Esto es lo que haces cuando quieres a alguien: lo cuidas, lo proteges, te preocupas, te ríes en las buenas y te abrazas en las malas.

Estoy a punto de meterme en su habitación cuando la puerta se abre y me sorprende. No me sorprende la persona con la que me encuentro del otro lado, si no la forma en la que se ve. La sonrisa que brota de su rostro cuando se encuentra con mi mirada me desarma en un completo y hermoso desastre emocional.

Mis ojos se llenan de agua de solo verlo.

—Hola.

—Hola, ¿tú eres?

(Trans)parenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora