34. Si algo le pasa...

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—No quiero dejarte

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—No quiero dejarte.

—No vas a dejarme. Pronto vamos a vernos.

Suspiro. Lo aprieto todavía más contra mi cuerpo. Mamá me observa desde el asiento de conductor de su auto, lista para que emprendamos camino de vuelta a nuestro pueblo.

—Escríbeme tan pronto llegues a tu casa, y cualquier cosa que pase, me llamas y voy a buscarte, ¿si?

Finn y yo nos separamos. No quiero dejar de abrazarlo, pero sé que en algún momento tendré que hacerlo. El semestre terminó y no podemos quedarnos en el campus, todos los estudiantes deben volver a sus hogares para las fiestas hasta que volvamos a comenzar.

—Te lo prometo —me contesta, y me deposita un suave y dulce beso en mis labios, un beso que va perdiendo ese sabor al recordar que esta es nuestra despedida.

Sé que voy a verlo pronto y que iré a visitarlo, que no pasará un mes entero sin que nos veamos. Sin embargo, tengo que admitir que me acostumbré mucho a su compañía. Desde que nuestro vínculo se fortaleció tras la pelea en Nueva York, estuvimos todos y cada uno de los días juntos. Algunos creciendo, otros riendo, alguno que otro un tanto más tristes, frustrados o enojados. Pero siempre juntos.

Cuando termina de darme el beso y empieza a caminar lejos del estacionamiento (él recién abandonará el campus dentro de unas horas), siento que me falta decirle algo más:

—Te quiero mucho, Finn —reconozco.

Se detiene con cautela. Por un segundo pienso que no corresponderá mi cariño, pero cuando se gira y veo su sonrisa agraciada por los dioses observarme, sé cuáles son las palabras que saldrán de su boca:

—Yo también te quiero mucho.

Me tira un beso con las manos, y se va. Lo veo alejarse y perderse en la distancia hasta que entra en el edificio de los dormitorios. Cuando lo hace, no tengo más remedio que meter mis valijas en el baúl del auto y acompañar a mamá en el asiento delantero.

Cierro la puerta. Nos quedamos unos segundos en silencio, y suspiro.

—No quiero decir que ya lo extraño, pero ya lo extraño —admito.

Mamá gira la llave y enciende el auto. Empieza a dar marcha atrás, parece que elige bien sus próximas palabras. No me termina de convencer su reacción, es como si supiera que algo que pueda llegar a decir podría molestarme. Desde que estoy con Finn y me dijo todas esas cosas con las que no estuve de acuerdo, siento que nuestro vínculo se debilitó un poco.

—Estoy segura que él también te extrañará mucho.

Tiene razón en eso, así que no trato de discutir con ella, por más que en el fondo sé que hay algo que se está guardando. Seguro se debe al tema por el que me enfrentó el otro día, el hecho de que piensa que mi amor por Finn no es normal.

Ambos odiamos discutir, aún más con el otro, porque nos amamos demasiado. Mamá es de las personas más importantes en mi vida y sé que para ella yo también lo soy, así que tiene sentido que ambos tratemos de evitar otra discusión.

(Trans)parenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora