Lord Frederick era un idiota. Su estupidez fue una sorpresa para mí, no esperaba que pudiera actuar de esa manera.
Creí haber leído bien a esa hombre. Era tonto, sí, pero no podía caer así de bajo. Ante todos quedó en vergüenza como un hombre que no acepta la derrota. Lo creí más honorable. Ahora, gracias a lo que había pasado, sería difícil que lord Frederick volviera a acercarse a Victoria. Han pasado días y él no la ha buscado, comienzo a preocuparme.
Es frustrante que Victoria, siendo ignorante que este fue mi plan, haya logrado librarse tan limpiamente. No sólo logró deshacerse de lord Frederick, sino que seguramente él no volvería a buscarla más. Y eso será problemático, porque ahora tengo que buscar a otro candidato al que pueda manejar a mi antojo. Obviamente debe gustarle la señorita Victoria, debe ser un poco inseguro pero directo, fácil de engañar, arrogante o, al menos, que sus ideas sean totalmente opuestas a las de Victoria, deben ser ideas que la fastidien; también debe ser insistente, simple, aburrido, una actitud que no acepte un "no" por respuesta, un tonto parlanchín que la canse para que ella vuelva a mí. Pero, ¿quién? Fue difícil encontrar a lord Frederick, era perfecto pero subestimé su poca inteligencia para echarlo a perder.
Si no podía encontrar a alguien, debía hablar con él y convencerlo. Sólo alguien tan insoportable como él haría que Victoria cayera más rápido.
—..., ¿no le parece?
Lady Elizabeth apretó mi brazo y me sonrió coquetamente. Sus ojos marrones me miraban con ese brillo de que amaba la atención que provocaba con sólo tenerme a su lado. Su chillante voz era una tortura para mí, y ni mencionar lo aburrida de sus conversaciones. Era toda una dama de sociedad que no había nada que no pudiera saber de ella con solo mirarla, tan predecible y manipulable.
—Disculpe, no la escuché. Pensaba en ese lindo vestido rosa que llevó el otro día, se veía hermosa.
Mentira. Ese vestido era horrible.
—Prometo usarlo en una próxima cita —hizo una pausa mientras avanzaba la fila. Habían más personas que querían entrar al evento de las que hubiera pensado—. Le comentaba que si no cree que este evento es bastante prometedor. Es la primera vez que lo organiza una princesa.
—Por supuesto. Mi hermano es un prodigio en la música y con el talento de la señorita Victoria no dudo que será inolvidable.
Ante la mención de Victoria, lady Elizabeth hizo una mueca.
—He escuchado que la señorita Victoria carece de talento y que sólo por su belleza es que la gente piensa que lo tiene.
—Dudo que su Alteza la princesa sólo la haya escogido por eso.
—¿De verdad? —dijo sarcástica— Muchos hombres están detrás de ella, a la princesa le conviene que este evento se llene así que lady Victoria es perfecta para atraer a todos esos clientes. Más gente, más dinero. Es así como funciona.
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Tríada oscura #1: El juego de Karlo Ravel
Mystery / ThrillerKarlo Ravel manipula a las chicas; las hace jugar su juego hasta que terminan muertas o enloquecidas, son sus piezas de ajedrez, como dice él. Y nadie puede culparlo porque al final, él sólo es un espectador disfrutando de su show. Le gusta retarse...