Martin, un anciano analfabeto que había contratado hace tiempo, trajo la correspondencia tan rápido como llegó. Confiaba en él hasta cierto punto, después de todo no sabía leer y no se enteraba de mis cartas. Básicamente lo salvé de la miseria, por lo que hacía bien su trabajo. Su única tarea era entregarlas antes de que Nikolas pudiera leerlas.
Una vez con la correspondencia en mis manos, cerré la puerta de mi habitación con llave y abrí el primer sobre. Era una carta en la que solo se leía mi nombre. En ella estaba escrita una fecha, hora, dirección y una firma al final:
Sentí que mis manos comenzaron a sudar y un sentimiento de angustia me invadió. No recordaba cuándo fue la última vez que me sentí de esta manera... No, más bien, creo que era la primera vez. Era tan... Extraño. ¿Yo nervioso? ¿Preocupado? No podía creerlo, pero no podía engañarme a mí mismo: estaba inseguro y tenía miedo de haberme equivocado por primera vez. De ser así... No sé que haría. Todo se arruinaría. Yo enloquecería. Me negaba a aceptar que algo pudiera salir mal en este punto. Mi interés por Victoria había ido mucho más allá de una simple pieza para jugar, comenzaba a gustarme a tal punto que estaba considerando prolongar el juego un poco más.
Sentado en mi habitación, con la carta en la mano, me di cuenta de que estaba en un estado de tensión que nunca había experimentado antes. Sabía que tenía que actuar con cautela y tomar las precauciones necesarias, pero el miedo me estaba paralizando. Sin embargo, no tenía otra opción que seguir adelante y prepararme para lo que pudiera venir.
Rompí la carta en varios trozos y los arrojé al fuego, intentando ignorar todas mis inseguridades. Abrí el siguiente sobre que no era una carta, realmente, sino una invitación de la familia Kavanagh. Parecía que el cumpleaños del hijo menor del Marqués Edward, Nolan Kavanagh, se acercaba y tendría lugar la próxima semana. Había conocido muy poco a Nolan, saludándolo por mera cortesía un par de veces en eventos públicos. Sin embargo, mi padre se llevaba bastante bien con el Marqués Edward, así que la invitación no me sorprendió.
Si mi memoria no me falla, también estaría ahí su Alteza la princesa, los Johnson, la viuda lady Clifford, lord Sinclair, la familia O'West y, probablemente, los Salazar también estarían allí. El apellido de los Salazar se había vuelto famoso desde que llegaron a la ciudad, por lo que no me sorprendería verlos ahí. Recordando la personalidad de lord Edward, no dudo en que habrá quedado fascinado con la actuación de Victoria.
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Tríada oscura #1: El juego de Karlo Ravel
غموض / إثارةKarlo Ravel manipula a las chicas; las hace jugar su juego hasta que terminan muertas o enloquecidas, son sus piezas de ajedrez, como dice él. Y nadie puede culparlo porque al final, él sólo es un espectador disfrutando de su show. Le gusta retarse...