« —¿Se pondrá bien? ¿Cuánto le durarán las quemaduras?»
«—Menos de un año, algunos meses, no son muy severas, pero deberá cuidarse. Le daré una receta para acelerar la curación.».
«—¿Y lord Karlo? ¿Cómo se encentra?».
«—¿El señor Karlo Ravel? Está peor que ella, sus quemaduras son un poco más graves, pero se pondrá bien. Quizás tarde más en despertar y ambos estén varios días con un poco de comezón en las heridas».
¿Había escuchado bien?
Lentamente recobré un poco la consciencia, fue la voz de Vicente la que me despertó. Sentí un poco de dolor en mi cabeza, me ardían las manos y parte de mis brazos. Estaba débil, mi cuerpo apenas se movía y tardé en notar que me encontraba en una cama de hospital. Frente a mí estaba un médico, Agatha y mi hermano, quien volteó y se percató que había despertado. Corrió hacia mí e inmediatamente me tomó de la mano.
—Victoria —dijo con alivio—. Me alegra que hayas despertado, ¿cómo te encuentras?
—Estaba muy preocupada —dijo Agatha acercándose—. Temí lo peor cuando vi que no estabas afuera.
El doctor también se acercó, tocó mi frente y mi muñeca. Sonreí para darle a entender a Agatha que no había nada de lo qué preocuparse.
—Me siento bien —dije mirando al doctor—. Solo me duele un poco la cabeza y las quemaduras aún me arden.
—Sí, era de esperarse. Te daré algo para ello.
—¿Y podríamos irnos ya? —inquirió Vicente.
El doctor me miró.
—Bueno, lo ideal sería dejarla reposar aquí esta noche. Sólo para observación, apenas se ha despertado.
Asentí y el doctor se retiró. Quizás a conseguir los medicamentos. Hubo un pequeño silencio entre nosotros, y sentía que Vicente sabía bien lo que quería preguntarle: Karlo Ravel. Estaba consciente que no era correcto, no era de mi incumbencia y nuestros asuntos habían terminado, pero no pude evitar preocuparme al escuchar que estaba grave. Además, tampoco recordaba qué había pasado. Me desmayé minutos después de que la habitación se llenó de humo.
—¿Ustedes están bien? —dije finalmente. Vicente sonrió y asintió.
—Lo estoy. Unas pequeñas heridas, nada más.
—Yo salí a tiempo, así que por suerte no tuve heridas —explicó Agatha.
—Me alegro escucharlo. ¿Qué fue lo que pasó?
—Hubo un incendio, pero nadie sabe cómo pasó. Fue minutos antes de que comenzara la orquesta de lord Ravel. Ha habido muertos y varios heridos —dijo Vicente.
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Tríada oscura #1: El juego de Karlo Ravel
Mystery / ThrillerKarlo Ravel manipula a las chicas; las hace jugar su juego hasta que terminan muertas o enloquecidas, son sus piezas de ajedrez, como dice él. Y nadie puede culparlo porque al final, él sólo es un espectador disfrutando de su show. Le gusta retarse...