Mil Besos Tuyos

Isabella

La entrevista fluyó de maravilla cuando estábamos solo los dos, es como una especie de burbuja que creamos, el no era tan serio como pensé, me daba sonrisas de vez en cuando que me dejaban sin aire y hasta una que otra risa, menos mal no fueron tantas, por que siento que me podría hacer adicta a su sonido.

Trate de ser lo más sincera posible, si son sus hijos a quienes me confiara, debe tener todo claro de mi, a él al parecer le agrade por que me contrato.

A mi también me agrado, no es tan serio, es más bien cuadrado, pero es su forma de ser. Creo que va perfecto con su aspecto el cual me dejo impresionada. La descripción de Harper sobre su hermano no le hizo justicia, para mi es perfecto. Esa melena rizada y rubia que se toma en un moño, sus ojos verdes con un tono azulado, su nariz recta y varonil que le queda perfecta a su cara, su labios finos y su barba perfectamente delineada que perfila el ángulo de su mandíbula. Es perfecto tal como me lo recomendó mi medico de cabecera.

Lastima que para mi esta prohibido, si no quiero perder todos los beneficios que me esta dando la Abuela Anie y su familia, tengo que sacar todo gusto por el, ni siquiera puedo desearlo en mi cabeza. Solo debo verlo como mi jefe, por eso es difícil que sea simpático conmigo.

Diferente habría sido que tuviera esa actitud pesada y arrogante que imagine, por que solo me habría enfocado en que me desagradaba, pero no fue así. Al contrario. Fue todo lo que no debería ser para ayudarme a no pensar en el en otra forma que no fuera como mi jefe.

Ahora tengo que enfocarme en no cagarla fantaseando con el, ya que esta comprometido con el Ser más desagradable de la tierra.

- Ahora te voy a llevar a mi casa para que conozcas a mis hijos, a Mari y donde te quedarás. - me dice mientras caminamos a la salida de la casa de Harper.

Le sonrió y asiento.

- ¿Que!!?, ¿ella vivirá contigo? - Melina le pregunta con un claro tono de sorpresa y disgusto. Yo solo la miro aguantando una risa burlona.

- Si Melina, ella vivirá con nosotros 3 meses y cuando nos casemos solo será niñera en el día, ya que estarás tu para ayudarme con mis hijos. - la mira pacientemente tratando de darle una explicación que a ella no la satisface en nada.

- No se cual es la diferencia que viva donde Harper si sus casas quedan en el mismo recinto.- le espeta, sin ánimos de ocultar su enojo.

- Melina, si quieres discutamos esto después cuando estemos a solas. Ahora no quiero incomodar a Isabella con tus dudas. - Le dice en un tono decidido a no ceder más ante ella.

Después de una caminata incomoda de los tres, donde cabe destacar que soy la más baja, ya que el debe estar en el metro noventa, ella con tacos se acerca al metro ochenta y aquí abajo, la minions típica latinoamericana un metro sesenta y cinco, y para más usando convers planas.

Llegamos a la casa de Luca. Me fijo que es más grande que la de Harper y tiene una entrada más fría, espero que dentro parezca un hogar, ya que viven dos niños aquí.

Luca pone su huella y se da vuelta y me mira para hablarme, pero nuestras miradas se encuentran y solo me da una sonrisa, Melina se adelanta y entra primero y el me hace un gesto con su mano para que entre, lo cual hago. El entra atrás mio cerrando la puerta a su espalda.

Luca me habla con un tono de voz más rasposa, cuando llega a mi oído hace que me de un escalofríos que recorre mi columna.

- Isabella - me doy vuelta a penas escucho mi nombre sin medir lo cerca que quedó de Luca.

- Si dime. - a esta distancia puedo oler su exquisito perfume que me deja atontada un momento.

Me pierdo en mis pensamientos que me encantaría un abrazo mientras huelo su cuello. Pronto trato de sacar de mi cabeza esos pensamientos, la corta distancia entre los dos no es nada correcta pero no puedo alejarme es como si algo me atrae a el y al parecer a él no le molesta por que no hace nada para alejarse, al contrario da un paso hacia mi, estira su mano y pone tras mi oreja un mechón rebelde de mi cabello que estaba en mi cara.