Capítulo 8.

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Lo mantiene en brazos hasta ingresar a su habitación y dejarlo sobre la cama antes de suspirar, no tiene idea de qué hacer con el cuervo disociado. Cruza sus brazos y tiene la urgencia de pasear por la habitación como gato enjaulado, pero su propia ansiedad no es más importante que el inquietante estado del hombre frente a él.

Decidido, se acerca, levantando con cuidado el cuerpo de ravenette hasta dejarlo sentado. Arrodillándose sostiene el rostro de John entre su mano fuerte.

"John, escúchame. Tienes que volver".

"Cuarto, mi cama, quiero dormir". Balbucea, dejando su cuerpo más flácido ahora, que, si no fuera por el agarre del chico rubio habría dejado su cuerpo caerse sin importar la superficie.

"Está bien, solo... ¡Agh!".

Arlo saca el celular de su bolcillo y teclea en la pantalla táctil con rapidez antes de guardarlo de nuevo y regresar su atención a John.

"Lo eché todo a perder". Tono inerte.

"Lo hiciste". Arlo no va a intentar consolarlo, no quiere hacerlo y tampoco es como si fuera bueno en eso. "Pero tienes que regresar en tus sentidos ¿oíste?". Sacude con cuidado, la desesperación se incrementa en el hombre rubio que no entiende cómo demonios terminó en esa situación.

"¿Arlo?".

"Sí, soy Arlo. Estoy aquí". Existe de repente un alivio que se esparce por el sistema nervioso del ex rey cuando John es capaz de reconocerlo. Lo hace estar más tranquilo, incluso cuando el rey pide algo en tono bajo y agonizante que es difícil de asimilar:

"Soda, quiero agua".

Cuando le acerca el primer vaso el líquido en ella se desaparece y vuelve a extendérselo para recibir más. Lo hace, rellena de agua y lo ofrece antes de ser sambutido de la misma manera que antes.

"¿Quieres un tercer?". Arlo le pregunta, pensando en el trabajo que los riñones de ravenette tendrán que enfrentar después, pero John niega con la cabeza que sigue colgando.

Lo nota tranquilo, y parece estar más lúcido que antes, mas no lo suficiente para percibir la presencia de Bykle acercándose a velocidad.

"¿Qué pasó?". Pregunta intentando controlar su respiración descontrolada. "Sonabas mal en tus mensajes". Su mirada se desvía cuando Arlo le señala al cuervo raro. "¿Qué sucede con él?".

"Llévalo a su habitación".

Bykle frunce el ceño molesto por la orden que le hace, no puede creer lo arrogante que está siendo Arlo cuando ha dejado de asumir nada en la escuela, ignorando todas y cada una de las situaciones que están sucediendo en Wellston cuando antes era el primero en trabajar en ellas. Le molesta la autoridad que permanece en la voz de Arlo cuando él parece cada día menos interesado en la devastada institución mientras su pobre amiga y todos en refugio intentan mantener algo en pie con desesperación.

"¿Por qué debería llevarlo? Salí de esa habitación porque no quiero estar cerca de este ma-"

"Agua, tengo sed". Se escucha la débil voz una vez más. Arlo no duda en dejar colgada la palabra de Blykle para ir hacia la jarra, llenar el vaso y entregarlo.

"¿Por qué estás siendo tan complaciente? Especialmente con él".

"Llévalo a su habitación". Él vuelve a ordenar.

"Ya no eres mi Rey". Clavando los pies sobre la tierra se planta rebelde y decidido. "Dejamos de pertenecer a la realeza por John. No tengo porqué obedecerte". Bykle se sorprende de su propio tono, pero sigue con la postura desafiante porque no puede aceptar ayudar al alumno que más detesta.

Olvidándose de un pequeño detalle:

"Sigo siendo más fuerte". Arlo lo enfrenta con su figura más grande y la presencia experimentada en la intimidación que lo ha caracterizado desde su coronación en Wellston.

"Lo haré, si me cuentas la verdad".

Arlo no quiere negociar, pero ahora mismo lo único que le importa es hacer que John descanse, y él mismo también.

La Depresión del Rey | JarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora