La mañana siguiente, el ambiente tranquilo que había envuelto el dormitorio de Arlo deja de existir, un cuervo negro de pico chillón no para de quejarse. Sus ojos están hinchados, su cara también lo está y su cabello revuelto hace de él una figura distante al Rey Tirano que conoce.
"¿Por qué tenías que traerme a tu apestosa habitación?".
"Mal agradecido". Le dice con verdadera molestia que John no se toma en serio. "¿Querías que te dejara cómo estabas en tu propia habitación?".
"¡Si!". Le grita, porque para ambos eso sería obvio. Para Arlo considerado de antes, no lo fue. "¡Prefería eso!".
"Entonces que esperas para irte".
"¡¿Me estás corriendo?!".
"Pues si tú me acabas de decir que detestas este lugar".
"¡Si! ¡Huele a ti!".
"¡Tú eres el que siempre huele a sudor!".
"¡¿Yo?!". Se señala indignado. "¡¿Qué has dicho niño fresa?!".
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La Depresión del Rey | Jarlo
Hayran Kurgu¿Hasta qué punto se puede romper a alguien? ¿Hasta dónde debe llegar para que el resto note sus llamados de auxilio? aquellos silenciosos, disfrazados pero desesperados. Más importante ¿Cómo puede salvarse a alguien tan hundido en la oscuridad como...