Capítulo 10.

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"Arlo".

John lo intercede en el pasillo, en su voz se escucha un tenue tono desesperado que Arlo apenas fue capaz de percibir.

"¿Qué sucede, John?"

Holden está intrigado, retrocede un paso ocultándose disimuladamente detrás de la figura imperturbable de Arlo. Los alumnos que pasan por allí apresuran su paso pensando que habrá una confrontación; nada más alejado de la realidad.

"Ven conmigo al tejado".

Rey da una orden antes de girar sobre sus talones y retirarse al lugar que él mismo indicó. Arlo sigue su tranquilo recorrido hasta su casillero para guardar sus cuadernos y se encamina al encuentro con el King. Todo el mundo está murmurando a su alrededor, asustados y planteando entre ellos teorías sobre qué es lo que ocurrirá allá arriba, son solo suposiciones disparatadas porque ninguno se atreverá a asomar sus narices y arriesgar su pellejo.

"Has tardado". Al terminar de subir el último peldaño de las escaleras y cruzar la puerta se encuentra a Jocker, está de pie con los brazos cruzados y el entrecejo fruncido. Pese a ello, Arlo no presiente que esta situación vaya a tener un mal camino.

"¿Ya vas a decirme para qué me buscaste? Tengo clase en 10 minutos".

"Es solo que yo...". El tono fuerte que hasta hace un momento mantenía impregnado y hasta la postura dura del cuervo se desploma, sus ojos dejan su brillo desafiante y las siguientes palabras saliendo de entre sus labios son agudas. "Es que y-yo no sé qué hacer...".

Parece ahora más como un indefenso cachorro chillando que un lobo amenazante a punto de morder lo que se le ponga enfrente. De todos modos, esto es extraño para Arlo y solo suspira agotado.

"Si me dices cuál es el problema puedo ayudarte, pero si no lo haces no". Arlo retuerce la boca con disgusto, esperando que esto acabe rápido.

"Cecile insiste en que debería atacar la casa segura ya que está débil, pero no puedo hacerlo...no podré volver a soportar las miradas de todos juzgándome de esa forma".

¿Está bien que John acuda a él por un consejo, especialmente tratándose sobre un lugar que sus amigos lideran? ¿Esto es una clase de novela romántica? No, que asco.

"Si no es lo quieres hacer, no lo hagas".

Hasta alguien como John puede ser manipulado por sus subordinados. Si lo piensa, no es extraño, ahora que John tiene una mente inestable y las puertas pueden cerrarse con facilidad desde su perspectiva loca, podría hacer cosas idiotas con solo un estímulo; John siempre fue fácil de manipular por su ingenuidad.

"Eso no me ayuda. Aunque no quiera atacarla ahora tampoco puedo dejar en pie ese maldito salón que quiere acabar conmigo".

Eso es una buena solución para sus oídos, haz lo quieras hacer y no hagas lo que no quieres hacer. Y él ahora no quiere tener que ver la forma miserable de su rival jurado, pero tal vez falle a esa lógica suya una vez por el bien del hombre perdido.

"Casa segura no está en tu contra de esa forma, solo buscan un lugar donde no tengan que temer. No ataques algo que no te está haciendo daño". Lo último parece una indirecta para él mismo, una lección que aprendió hace poco y se arrepiente de no tenerla antes de cometer sus acciones deshonrosas, su traición.

"Pues tú no vas muy seguido".

Arlo alza las cejas, a punto de preguntar cómo es que John sabe algo como eso, pero cae en cuenta que en la guerra entre Safe House y el Rey tirano, ambos estarían impulsado a vigilarse mutuamente.

"Es muy ruidosa para mi gusto y no tengo tiempo para estar allí". Aunque Arlo no cree que este sea el punto a donde cuervo quiera llegar, sigue pareciendo incómodo. "Pero esto no es lo que te agobia ¿no es así?

Atinó.

Sabe que lo hizo porque el cuerpo de comodín se hace más pequeño contra sí, bajando la cabeza con tristeza.

"Yo...ataque a Sera-Seraphina... "Se corrige rápido, pues no cree tener el derecho de mencionar el apodo cariñoso. "No fui capaz de controlar mi ira y la golpeé cuando sé que ella no puede defenderse. E-es... Nunca va a perdonarme, yo no puedo perdonarme, soy una mierda".

King arruga los labios y restriega con frustración la manga de su suéter por sus ojos llorosos evitando derramar lágrimas. Se siente demasiado débil como para fingir ser rudo ahora.

Arlo rasca su cuello, tragándose cualquier sentimiento vergonzoso que estuviera surgiendo. Se acerca a él, rodeando sus hombros caídos con sus brazos largos. Con cuidado acerca su palma derecha a la cabeza negra de John para sostener su nuca y empujarla contra él.

Suspirando reconforta al apenado cachorro.

"Está bien, John".

La Depresión del Rey | JarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora