Capítulo 36.

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Tic tac

Tic tac

Tic tac

El reloj repite con paciencia, sin sonidos que lo opaquen canta las 7. La mañana trae a los niños de Wellston un nuevo día escolar.

Para Arlo, es diferente.

Mientras los rayos del sol bañaban sus parpados y llenaban su visión de rojo, no pudo evitar pensar en lo liviano que se sentía, pero con la desagradable sensación de vacío en su estómago.

Al abrir los ojos se da cuenta que, en algún momento, se quedó allí, con la mitad del cuerpo sobre la cama y los pies colgando.

Sobre él hay una manta.

Pero no hay nadie allí.

John lo abandonó.

Se fue y lo dejó.














































FIN.

La Depresión del Rey | JarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora