Capítulo 5

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   Mia

Había pasado una semana desde que la capitana con aires de militar, me había dado el equipaje para el equipo de atletismo. Hoy iba a ser la presentación del equipo y estaba ansiosa por demostrar que de verdad merezco ese puesto, que sé hacer más cosas que simplemente correr bien. Pero antes tengo que ir a visitar a mi hermano, o mi madre seguirá llamando cada día con esa intención.

Le pedí a Alice que me acompañara, sé que está loquita por mi hermano desde que tiene uso de razón. Además me apetece pasar tiempo con ella, vivimos en la misma residencia, pero entre las clases y actividades apenas logramos vernos. Así que se lo pedí y se hizo la interesante hasta que cedió. Se cree que no sé lo que siente por él, pero sé leer a través de sus ojos mejor que nadie. Cuando está con Harry le brillan, se hace la dura e indiferente o tartamudea nerviosa. Da ternura observarla en esos momentos.

- ¿Dónde está la cafetería?- preguntó a mi lado en el autobús que nos llevaba a las afueras de la ciudad- podríamos haberle ido a visitar a su piso y así no ir tan lejos.

- Me apetecía conocer donde lleva trabajando estos tres años- respondí encogiéndome de hombros- Y creo que la cafetería está dentro de un parque por lo que me comentó por teléfono.

Llegamos a Liyé, ese pequeño pueblo que se encontraba a unos 30 minutos en autobús. Era súper bonito, contaba con muchísimos árboles y parques. Tenía un encanto especial. Parecía un pueblo de película. Estaba repleto de tiendas a pie de calle, pequeños establecimientos muy vintage, como tiendas de vinilos, ropa de segunda mano. Era encantador, esa sería la definición perfecta. El ambiente que se veía en la calle era familiar.

- Me gusta este pueblo- murmuró Alice, por si hablar alto fuera alterar la vista que teníamos delante.

- Estoy de acuerdo, ¡¿Ves como merecía la pena venir?!- comenté dándole un pequeño empujón.

Esbozó una sonrisa y se acomodó en mi brazo para mostrarme el camino a seguir en el Google Maps desde el móvil.

Nos introducimos dentro de un parque enorme, contaba con un pequeño lago lleno de patos donde las personas se dedicaban a echar migas de pan a los animales. Los niños correteaban con un balón mientras sus padres se sentaban sobre toallas a disfrutar de la tarde con algún que otro picoteo. Se me había creado una nueva necesidad: Ir de picnic.

Alcanzamos la cafetería/librería. Era increíble, qué suerte tenía mi hermano de trabajar en un sitio tan guay. Por fuera la fachada era de ladrillo blanco y en su interior se veía el ladrillo rojizo. Al entrar,  parecía una simple librería, pero al introducirse más en ella se vislumbraba una vieja barra de madera con pequeñas mesas y sillones a su alrededor.

Y ahí se encontraba mi hermano, tras la barra con una camiseta blanca y un delantal de tela vaquera. Al vernos salió de la barra abriéndonos los brazos. A lo que le saqué la lengua y le di un golpe en el brazo. Él me obligó a abrazarlo despeinándome el pelo.

- ¿Qué pasa Bella, no te alegras de ver a tu hermano? Puse los ojos en blanco y le devolví el abrazo como quien no quiere la cosa. Era el único que me llamaba por mi segundo nombre.

Luego se acercó  Alice y le dió un cálido abrazo, ella cerró los ojos y lo disfrutó. No pude evitar sonreír al verla tan ensimismada en los brazos de mi hermano.

- Este sitio es precioso, Harry- comentó Alice con un tono de voz dulce, que solía salir de manera inconsciente con él.

- No me quejo- contestó él sonriéndole con cariño y tirando de su mejilla.

Me pregunto si algún día mi hermano dejará de verla como una niña pequeña, siempre la trata como tal y sé que eso mata por dentro a Alice, pero ya hemos crecido y tres años de diferencia no son tanto.

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