Una vez mi hermano desaparece de la habitación Alice se encarga de recoger el proyector y los cojines que estaban esparcidos por el suelo a modo de colchón.
—Hoy ha sido un día agotador —exclama Alice, estirando los brazos hacia el techo y bostezando. Pero en mitad de ese estiramiento, se queda paralizada, como si hubiera sentido un tirón.
—¿Alice? —la llamo, preocupada por su repentina inmovilidad.
—No, no, no puede ser —empieza a caminar agitada por la habitación, mientras Sam y yo la observamos, sin saber qué hacer.
—Estaba pensando que antes de dormir quería editar unas fotos, y de repente me di cuenta de que tenía que hacer una sesión de fotos basada en las sombras. Si no lo entrego, me bajará la media de la nota, me desmotivaré, suspenderé, me quitarán la beca y acabaré sin estudios, volviendo a casa a trabajar en la tienda con mamá. No es que no me guste, pero no es mi sueño.
Alice sigue hablando de manera frenética, su nerviosismo se hace evidente. Sam y yo nos miramos, algo confundidas por la situación.
—¿Y por qué no lo haces ahora? —propone Sam, haciendo que Alice se detenga en seco y nos mire a las dos, sorprendida.
—Podría llevarme unas horas y necesito una o dos modelos.- nos mira a ambas socarrona- No, no les puedo pedir eso, se les nota el cansancio en los ojos.
—¡Venga, que tenemos que hacer! —me animo, y Alice parece recuperar la esperanza y la energía. Sus ojos comienzan a brillar ante nuestra propuesta.
Estira sus labios creando una sonrisa de agradecimiento y sin decir nada saca de debajo de su cama la mochila con toda su equipación de fotografía, se dirige al armario y coge una sábana blanca. lo hace todo tan rápido que yo me quedo absorta observando cada uno de sus movimientos. Cuando parece que tiene todo el material que necesita. Se detiene en seco y se para analizar la habitación.
—Vamos a tu habitación Mia tiene mejor composición y mayor espacio- anuncia arrugando el entrecejo.
— ¿Ahora no solo tengo que hacer de modelo, si no dejar que invadas mí espacio?—pregunto para molestarla
— Sí, exactamente- contesta burlona mientras tomamos rumbo a mi habitación.
Alice se mueve con precisión. Primero, fija un cordel en el techo, de esquina a esquina, asegurándose de que esté bien tenso. Luego, con pinzas, sujeta la sábana al cordel, estirándola para evitar arrugas.
A continuación, saca un foco de su bolsa. Lo conecta y lo coloca detrás de la sábana, ajustando su altura y ángulo para que la luz se proyecte de manera uniforme. La habitación se llena de una luz suave y difusa, perfecta para crear sombras intrigantes. Ya está todo listo poneros justo aquí- señala un punto en el suelo con su índice mientras nos observa desde su cámara, comprobando que el encuadre este como ella desea.
— ¿Vale y ahora qué hacemos?— pregunta Sam algo desorientada.
— Esperar las ordenes de Alice y posar- contesto algo cansada por las horas.
— Parece que estás acostumbrada a modelar- murmura divertida.
— No es algo que me guste, pero lo hago por Alice desde el instituto— confieso algo avergonzada y encogiéndome de hombros.
Nunca he sido fan de estar frente a una cámara. Siempre ha habido una especie de resistencia en mí, como si no me hubiera querido lo suficiente para aceptar mi propio retrato o mi reflejo. Sin embargo, poco a poco estoy aprendiendo a aceptarme y a valorarme tal como soy.
Alice, con su mirada creativa, nos pide que nos alejemos un poco y que extendamos las manos, como si quisiéramos tocarnos, pero sin llegar a hacerlo. Esa danza de casi contacto es fascinante, y yo sé que ella está enfocada en esos pequeños detalles. No se preocupa por nuestras expresiones; su atención está en la esencia de lo que estamos creando.
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La Playlist
Romance¿Alguna vez te has comunicado a través de una Playlist? Un día a Samantha le comienzan a aparecer canciones en su Playlist. No sabe de quién se trata. Podría hacerla privada y acabar con el misterio, pero le puede la curiosidad y comienza a crear un...