Capítulo 29

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S a m a n t h a

Salí de la biblioteca exhausta. Sentía que mis neuronas rebotaban chocando entre ellas. Trataba de recordar lo estudiado y más me frustraba cuando se me escapaba algún detalle. Nunca me he considerado buena estudiante, pero soy muy aplicada y dedico más horas de estudios de lo normal y gracias a eso obtengo las notas que tengo. No son para tirar cohetes pero si para poder seguir con la beca y ir avanzando a buen ritmo.

Solo quería llegar y descansar para mañana quitarme el examen de encima. Era de los que más concentración requerían y estaba un poco insegura. Era una prueba importante y el profesor era de los más estrictos. Suspiré con una mueca de desagrado pensando en él. Sus clases se basaban en hablar sobre diapositivas, en un tono muy apagado y neutral, como si de una misa se tratase. Se me hacía imposible seguirle las clases, me desconcentrada hasta con el gotelé de las paredes.

Iba arrastrando mis pies hasta el parking, era de noche, bastante tarde. Ni siquiera me había parado a mirar la hora. Como la biblioteca era de 24h no me preocupaba la hora a la que salir. Cogí el móvil por primera vez desde que entre a estudiar hace unas horas. Tenía varios chats, pero el primero que abrí, fue el de ella.

Con más ánimo que hace un minuto me dirigí hacia la moto con más prisa, ¿Qué estaba tramando esta niña?

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Con más ánimo que hace un minuto me dirigí hacia la moto con más prisa, ¿Qué estaba tramando esta niña?

Llegué y bajo la moto había una cajita con pequeños paquetitos dentro, y unos post-it pegados a ellos.

Llegué y bajo la moto había una cajita con pequeños paquetitos dentro, y unos post-it pegados a ellos

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Junto al último paquetito había un bote de crema. Abracé la caja pegándola a mi cuerpo, como si de un tesoro se tratase. Tenía una sonrisa imborrable y sentía que el corazón me latía muy rápido ante el detalle que acaba de tener Mia. Maldita Mia y su forma de revolucionarme a cada instante.

Volví a sacar el móvil de mi bolsillo trasero y le respondí sin poder borrar la sonrisa de mi rostro.

Volví a sacar el móvil de mi bolsillo trasero y le respondí sin poder borrar la sonrisa de mi rostro

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