Mia
Caí rendida en la cama, estaba realmente agotada. Menos mal que hice la maleta la noche anterior, porque hoy no podría con ello. Estaba asustada y preocupada, nunca me había mareado corriendo y mucho menos estar tan débil. Sabía el motivo, pero no quería asumirlo ni reconocerlo.
Aproveché el agotamiento para darme una ducha caliente y dormir.
- ¡Rubia tonta! ¡Despierta!.
Me desperté aturdida. Alice estaba gritando y aporreando la puerta de mi habitación. Me levanté y arrastré los pies hasta ella.
- Buenos días- murmuré frotándome los ojos.
- ¿Qué buenos días ni qué leches?- soltó desesperada haciéndome sonreír -Sabía que te habías quedado dormida. ¡Vamos! Tienes 5 minutos para vestirte y salimos, de lo contrario no llegaremos a nuestro atardecer- Entró en la habitación y cogió mi maleta para llevarla con ella, estaba especialmente emocionada- Te espero en mi habitación, no tardes- advirtió.
- ¡Calla! Estoy lechuga como una fresca- refunfuñé y escuché la risa de Alice escaleras abajo.
Existen dos tipos de personas al despertar: Las que desean seguir durmiendo y no pueden mantener una conversación hasta pasado un rato y las que se levantan con una sonrisa de oreja a oreja cuales princesas Disney, que solo les faltan los pajaritos revoloteando alrededor. Pues Alice es de las segundas, a veces era frustrante despertarse a su lado, desprendía energía y actividad con solo abrir los ojos.
Me lavé la cara, me hice una coleta alta y me puse unos vaqueros rotos con un suéter ancho blanco junto con mis queridas converse de plataforma. Miré el reloj y eran las 10:00 abrí la boca sorprendida, con razón Alice estaba tan apurada. Ya tendríamos que haber salido.
Toqué su puerta con desesperación. Alice no tardó en abrir y me hizo señas para que entrara. Estaba enviando un proyecto de una de sus clases de marketing sobre una empresa de organización de bodas falsa. Escuché a Sam cantar desde la ducha. Ayer me había pasado con ella, lo sé. Pero no me apetecía hablar del tema y me sentí presionada. Con lo cansada que llegué ayer no me había parado ni a pensarlo. Reconozco que me mostré distante cuando la vi con Eric, porque entendí muchas cosas:
1- Que tenían algo especial.
2- Que cuando le solté que quería llamar la atención de Eric se alejó de mí. Cuando tendría que haberme dicho que tenían algo y listo.
3- Que me molestaba verlos juntos, odiaba cuando él la abrazaba, le acariciaba el pelo...Me sentía confundida, porque no sabía porque me molestaba tanto. Apenas había cruzado 3 palabras con Eric como para sentir esos celos.
- Listo, ya podemos irnos- comentó Alice guardando su portátil en la mochila.
- Espérame en el parking, quiero disculparme con..- señalé ladeando la cabeza en dirección al baño.
Alice asintió con una dulce sonrisa y bajó con su maleta y la mía. Me senté en su escritorio esperando a que la morena saliera. Salió solo con una toalla en el pelo. Al verla completamente desnuda chillé de la impresión y ella se quedó en shock tapándose con las manos.
- ¡Joder, Mia!- gritó- ¡Pásame la toalla!.
Busqué la toalla por la habitación, estaba tirada en su cama y se la tendí sin mirarla.
- Cualquiera diría que no has visto a una chica desnuda en tu vida, cuando te duchas con las del equipo siempre- soltó en un tono relajado.
Tenía razón, pero con ella me daba reparo. Seguía sin mirarla dándole la espalda.
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La Playlist
Romansa¿Alguna vez te has comunicado a través de una Playlist? Un día a Samantha le comienzan a aparecer canciones en su Playlist. No sabe de quién se trata. Podría hacerla privada y acabar con el misterio, pero le puede la curiosidad y comienza a crear un...