Capítulo 10

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Samantha

Termino de recoger el último libro que quedaba regado por las mesas de la cafetería. Actualmente estoy en mi tercer año de fisioterapia, si no es por este trabajo no podría pagarme la carrera. Además hay que sumar que amo estar rodeada de libros y oler constantemente el aroma del café y croissant recién hecho. Por lo que cobrar por estar aquí es un premio.

- Hola ¿Me recomiendas un libro? El chico de la barra dice que eres la experta.

Me giro y me encuentro con una chica bajita, morena de pelo liso y largo con las puntas de color azul y ojos color miel, bastante mona. Iba con una falda negra, camisa blanca y una boina estilo francés.

- ¿Qué estilo buscas?- contesté amablemente.

- Un clásico.- contestó sin pensarlo mucho y haciéndome ojitos.

- Don Quijote de Cervantes- recomendé mientras lo alcanzaba de la estantería más alta.

- Ese mismo ¿Me das tu número y te comento si fue o no una buena recomendación?- soltó a golpe de pestañeo y con voz coqueta.

Dirigí mi mirada a Harry que observaba desde la barra muy entretenido, solo le faltaban las palomitas.

- No doy mi número tan fácil, si quieres cuando lo vengas a devolver me lo comentas aquí.

Me miró con algo de decepción y asintió con una sonrisa de aceptación. No me apetecía conocer a nadie, ahora mismo estaba muy tranquila con mis cosas. No necesito que nadie distorsione mi paz mental.

- Mi nombre es Karla, no lo olvides.- Sin decir nada más se dió la vuelta y desapareció por la puerta de la entrada.

Que chica más directa pensé para mí misma, mientras vi como desaparecía del local.

Bajé las escaleras que dividen la librería de la cafetería y fui directa a la barra donde se encontraba Harry. Ahora algo nervioso aparentando hacer cosas, como si él no hubiera tenido nada que ver en esto.

- ¿Qué ha sido eso?- Me acerqué señalando con el pulgar hasta llegar a él y tocarle el pecho.

- Se presentó ayer preguntando por tí y le dije tu horario de hoy y se presentó, se ve que tiene interés en el mundo oscuro de Sam- soltó imitando a un zombie o algo similar.

- ¿Te sorprende? Es lo más normal del mundo, el problema es que no dejo entrar a nadie en mi mundo.

- Deberías- atajó serio.

- No vamos hablar del tema, estoy bien sola- Solté cortante.

- Lo sé, sabes a lo que me refiero- hizo una pausa y se acercó más a mí con su sonrisa más dulce- No te digo que te emparejes ni comprometas con nadie Sam. Pero deberías de darte la oportunidad de conocer gente nueva y no cerrarte en tu mundo.

Asentí con los ojos llorosos y me acerqué para darle un abrazo. Él me acariciaba la espalda en círculos relajando mi respiración. Me costaba mucho confiar en la gente y mucho menos abrirme después de la relación tan tóxica por la que pasé.

Salir de mi anterior relación fue difícil. Lucy era muy celosa y yo había generado una dependencia hacia ella, como si mi opinión no importase, dándole valor únicamente a lo que ella deseaba. Al principio lo pasé bastante mal y con el tiempo reconocí que fue lo mejor que pudo pasarme, salir de ahí. Pero esa relación me pasó factura y a día de hoy sigo sufriendo las consecuencias.

Como siempre después de dejar todo listo Harry y yo aprovechamos para sentarnos con un buen chocolate caliente y ponernos al día, con la puerta del local bajada.

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