Capítulo 37

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S a m

Ante mis ojos desaparecía Mia, no sin antes buscarme con la mirada como hacía tras cada entrenamiento, tras cada despedida, tras cada encuentro. Era como si quisiera que descifrara todo lo que tiene dentro a través de sus ojos, cosa que cada vez me costaba más debido al muro que yo misma había levantado.

- Tierra llamando a Sam- Llamo mi atención Eric haciendo que desviara mi vista de ella. para encontrarme con el secándose el sudor del cuello.

- ¿Quién es ese?- Pregunté con más interés del que quería mostrar.

Eric me observaba con una arruguita en el entrecejo. Al momento me arrepentí de haberle preguntado. A día de hoy Eric no sabía nada de lo que había ocurrido entre Mia y yo. Tampoco habíamos hablado de la relación que tenían ambos, aunque era más que evidente.

- Es Liam, el primo de Helena, además de ser el veterinario de Dorito.- comentaba mientras me analizaba con detenimiento, como expectante a mi respuesta. ¿Sabría algo?- Puede que sea un nuevo admirador.- comento con desdén y las cejas alzadas. 

¿Qué pretendía que le respondiera a ese comentario?

- Ah- solté sin pensar

- ¿Te molesta Sam?- disparó la pregunta directa, como un dardo envenenado, definitivamente sabía algo.

- ¿A mi? A mi que me va a molestar- solté a la defensiva gesticulando de más- Solo pienso que no es muy profesional por su parte, ella es su clienta.

- Ya claro- contestó con desdén y una sonrisa de lado.

- ¿A ti no te molesta?- ataque desviando la atención de mi.

- ¿A mi?- soltó con una expresión divertida sin añadir nada más.

Estaba claro que Eric y yo teníamos más de una conversación pendiente. En cierto modo me molestaba que no se abriera y me contara lo que estaba pasando entre él y Mia. Porque no eran cosas mías era algo evidente que se veía a kilómetros. Gus pensaba como yo, al igual que Karla. Aunque en ocasiones Mia me confundida cuando coincidíamos a solas. Era como si esa magia, esas chispas siguieran existiendo entre nosotras de manera irremediable, como si vinieran marcadas por el destino. Da igual que la evitara o intentara hacerme a un lado, era como un si un cable en tensión tirara de nosotras.

Eso me recordaba al dicho de "Lo que esta para ti, ni aunque te quites, y lo que no es para ti, ni aunque te pongas" Así me sentía yo con Mia.

Quería seguir preguntándole a Eric por Mia y así quizás iniciar esa conversación que llevamos posponiendo meses, pero justo se acercaba Sofía cargando unos conos y más material de entrenamiento. Venia dando tumbos algo torcida y con cara de mal humor.

- Una ayudita no me vendría mal par de desgraciados.

- Es parte del entrenamiento querida, dar cera, pulir cera.- añadí con una sonrisa ayudándola a descargar las cosas en el suelo.

- Lo que tu digas señora Miyagi, pero ahora ayudarme- soltó con un puchero soltando los conos ante nosotros. No pude evitar sonreír. Sofía era un personaje andante.

- Va, quejica yo te ayudo- ofreció Eric con rendición, inflando el aire en sus mejillas y soltándolo con exasperación.

Me encantaba la relación de estos dos, no se soportaban pero al final no les quedaba de otra que lidiar el uno con el otro.

Me despedí de ambos y me dirigí al parking para volver a la residencia. Tras la competición del finde era mi cumple. Odiaba celebrarlo, porque durante años lo celebré prácticamente sola, y si hay algo que odiaba aún más, eran las sorpresas. Cosa que sabía que iba a ocurrir, porque Eric y Gus no eran las mejores personas disimulando u ocultando un secreto. Así que de momento me estoy haciendo la loca y practicando la cara de sorpresa para cuando llegue el día.

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