Capítulo 8

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Samantha

   Me llevé a las chicas al vestuario, estaba flipando. Era el primer día de entrenamiento y ya tenía una pelea. Y como no, la rubia estaba en el ajo.

  No me sorprendía, todo el entrenamiento estuvo a su bola. Estaba empezando a arrepentirme de haberla incluido en el equipo. Será muy buena corriendo, pero no necesito alguien que genere este mal ambiente. Rachel nunca se había peleado, por lo que creía ciegamente en su palabra.

   Tenía a las dos sentadas en los bancos del vestuario. Rachel lloraba desconsolada, mientras Mia la miraba con desprecio ¿Qué le pasaba a esa chica en la cabeza?.

- No tengo mucha paciencia- suspiré poniéndome frente a ambas y sosteniendo el puente de mi nariz- Decirme lo que ha pasado, por que puedo tolerar muchas cosas, pero la violencia no.

- Ni siquiera la toqué- mascullo por lo bajo la rubia.

- Samantha, te lo juro, se me abalanzó- soltó lloriqueando.

   La rubia ni siquiera se pronunciaba, tenía un sonrisa de lado observando a Rachel. Supongo que el que calla otorga. Pero como buena entrenadora tengo que conocer las dos versiones.

- ¿Tú no tienes nada que decir?- me acerqué a ella provocando que me mirara. Me analizó con esos ojos verdes y me recordó al momento en la habitación cuando me sometió en el suelo. Tenía una mirada hipnotizante y potente. Ambas sostuvimos ese momento un rato.

Tragué saliva. Ahora no, Sam. Tienes que mantener la compostura.

- De qué sirve que te diga nada, ni siquiera me vas a creer- añadió con la voz un poco rota.

- Eso lo decidiré yo.

Me miró desafiante y con cierto desprecio.

- Desde el primer momento me han rechazado haciéndome el vacío sin darme la mínima oportunidad a conocerme, todas y cada una del equipo, y ésta de aquí- escupió con ira señalando a Rachel - me hizo la zancadilla. Y yo sí que no tolero la violencia.

   Parecía sincera, pero no me creía nada, yo misma la vi hoy a su bola, y los chicos me habían comentado que en la presentación corrió sola sin relacionarse con nadie. Mis chicas no eran así y mucho menos Rachel. No iba a conseguir manipularme.

- Rachel, vete a casa- Señale hacía la puerta sin mirarla, seguía con los ojos clavados en Mia.

   Rachel se levantó del banquillo y desapareció limpiándose las lágrimas de su rostro. Mia me miraba con la boca abierta y con una expresión de exasperación.

- Mia, estás fuera del equipo- anuncié y vi como una lágrima descendía por su mejilla. Al momento la hizo desaparecer para no mostrar debilidad.

Me desinflé un poco ante ese gesto.

- Puedes presentarte el próximo año, haremos como que esto no ha sucedido y tú tendrás otra oportunidad. Reflexiona sobre lo de hoy y...

Se echó a reír, una risa sarcástica y llena de incredulidad.

- Mira- soltó con cansancio levantándose del banquillo- paso de seguir defendiéndome. No soy una mentirosa.

Se dirigió hacia la puerta dejándome con la palabra en la boca. La detuve agarrando su brazo. No hizo fuerza para que la soltara. Se quedó ahí parada sin girar el rostro.

- No lo hagas más complicado de lo que es, Mia- pedí con un tono de voz relajado.

- Eres súper buena entrenadora Samantha, disfruta de tu decisión- pronunció con énfasis mi nombre, el juego de ocultarlo ya no tenía gracia después de lo de hoy.

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