Prólogo ~Final~

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Volo sostenía con cada mano el cuello de Kamado y Rei, obviamente con malas intenciones, quería acabar esto ya y no le importaba que tendría que hacer al respecto.

— ¡SUELTALOS! — gritó Irida.

— ¡Irida!

— ¿?—

— Déjame hablar—.

—... Ok...—.

— ¿Que es lo que buscas...?— preguntó Adaman, rezando por la vida de los dos.

— Las tablas, dame las tablas y los dejo vivir, todo habrá terminado Adaman, solo debes dármelas, si me las das ellos vivirán, es así de fácil— dijo Volo.

Irida miro preocupada a Adaman, no importa que hiciera, si se las entregaba sería el fin del mundo, y si no, perdería a sus amigos.

— De acuerdo... — Adaman agarro la mochila que tenía en la espalda y la abrió, Voló sonrió con satisfacción.

— ¡Adaman, pero que haces?!

— ¿Se te ocurre alguna otra manera?

— ... —.

El jerarca, por mucho que le doliera empezó a acercarse con la bolsa llena de tablas hacia el rubio.

— ¡Adaman... no lo hagas! — dijo Rei sin respiración.

— Así me gusta Adaman, incluso siendo mi mayor enemigo te sigo admirando por lo fiel que eres hacia cualquier persona — dijo Volo.

El líder ignoró a Rei y le tiró la bolsa al suelo, obviamente con todas las tablas dentro, Volo lo había conseguido.

— El trató, déjalos en paz — dijo Adaman.

— ... —.

Volo no dijo nada, y tampoco soltó a los dos entrenadores, sonrió de una manera macabra y le ordenó a Giratina atravesarlos por atrás.

— ¡DETENTE!

El dragón maligno atravesó las entrañas de los dos entrenadores con sus extrañas alas oscuras, Volo soltó sus dos cuellos y estos dos cayeron muertos al suelo.

Irida se tapó la boca y empezó a sollozar, mientras que Adaman, con la boca abierta y la cara pálida, estaba en un completo estado de shock, con la mirada perdida y la respiración entre cortada, se le acabaron las opciones.

— Patetico... realmente crees que iba a dejar vivir a dos entrenadores tan inútiles como ellos, de igual forma moriréis todos cuando pulverize Hisui a menos que polvo — se reía de ellos — No compliquéis más esta batalla sin sentido, morir con dignidad, Giratina, usa Tierra Viva.

Todo el suelo empezó a temblar y poco tiempo después a erupcionar, el Braviary de Sabi empujó con el viento de sus alas a los dos jerarcas para poder apartarlos de todas las explosiones de magma provocadas por el Dios Pokémon.

— Se siguen negando a la muerte, me empiezo a molestar... — murmuró Volo.

Adaman era incapaz de volver a levantarse del suelo, le dolía tanto el cuerpo que no podía articular ningún músculo, por culpa del fuego, le costaba respirar y por culpa de la sangre perdida podría desmayarse, por otro lado Irida tenía sus heridas, pero se mantenía en pie, igual que su Glaceon, llorando por la muerte de dos compañeros.

— Irida... no ataques... no nos servirá de nada..

— Cállate y respira profundamente, no quiero que te mueras tu también... — le ordenó, sorprendiéndolo.

— Se nota que sois auténticos jerarcas, veros a los dos unidos como si fuerais aliados luego de una guerra tan larga hace que me salten las lágrimas, de verdad os admiro, por eso mismo os debo matar, la envidia me parece una enfermedad... — explicó Volo.

𝗣𝗼𝗸é𝗺𝗼𝗻: 𝐅𝐮𝐭𝐮𝐫𝐨 𝐈𝐧𝐜𝐢𝐞𝐫𝐭𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora