Capítulo 53

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Capítulo 53

Noche en Ciudad Castelia

[Región de Unova, Ciudad Castelia]

{En el futuro}

Narra Adaman:

La gente empezó a rodearnos, sabiendo que una pelea de humanos era inminente, mis dos compañeras se preocuparon por mí, pero que se le iba a hacer, empecé el problema y voy a acabarlo. Por mucho que fueran dos contra uno no iba a retroceder, no contra este par de inútiles.

— En fin, estamos creando mucho alboroto — dije — Será mejor que os vayáis por donde vinisteis, a mi no me importa daros una paliza, pero me preocupa que perdáis la poca dignidad que os queda delante de mucha gente, y os advierto, yo no tengo vergüenza.

Los dos chicos volvieron a asustarse, note como mi voz podía intimidarlos fácilmente, como si fuera una mirada penetrante en un alma frágil.

— Además, hay muchas mujeres en el mundo, si queréis coquetear buscar a gente de vuestra edad, pederastas — dije, con una sonrisa de superioridad.

Buscaba pelea, si, porque realmente hacía tiempo que quería desahogarme peleando con mis propias manos. Y creo que llegó mi momento, sin embargo dudo que mi traje me ayude mucho en mi movilidad.

— ¿¡A quien llamas pederasta?! No te creas el héroe de una película! — dijo, enojado.

Me mantuve alerta, aún con la mano en el bolsillo, veo como su puño empieza a cerrarse y moverse en dirección a mi cara.

Idiota.

Celebi me advirtió de que iba a parar el puñetazo, pero yo le hice una seña con una mano diciéndole que no hiciese nada, lo tenía controlado.

Esquivó su puñetazo con bastante facilidad, haciendo que este empiece a perder el equilibrio. Es muy lento.

— Madre mía... incluso un Snorlax encaja mejor un puñetazo que tú, y eso que siempre esta dormido — dije, burlándome de él.

— ¡Gh...! ¡Vuelve aq-

No pudo acabar de hablar, ya que recibió un buen golpe en su nariz, haciendo que este cayese al suelo, empezó a tener un derrame nasal. Se asustó.

— ¿Ves? Eso sí que es un buen puñetazo, incluso lo podríamos comparar al de un Hitmonchan, ¿no te parece? — dije, con el puño alzado y la lengua fuera, sonriendo.

Todas las personas presentes que nos rodeaban veían muy sorprendidos la forma en la que lidiaba con dos imbeciles que no sabían pelear, empezaron a admirarme. Mientras que Liko y Gloria no sabían qué decir ni qué pensar, estaban presenciando mi contraparte, mi segunda cara de la luna.

— ¡No le hagas daño a mi amigo! — dijo el otro cerdo.

Se acerca para darme otro puñetazo, veo que no han aprendido la lección.

— Veo que tenéis ganas de pelear, que vergüenza viniendo de unos violadores como vosotros, pues te diré algo... — dije, esperando el puñetazo.

Paré con la palma de mi mano izquierda el golpe del chico, desviándolo hacia un lado y haciendo que este pierda el equilibrio, pero lo agarre antes de que se cayera y acerque mi boca a su oreja. Preparado para decirle una frase que se le quedaría grabada en la cabeza de por vida.

𝗣𝗼𝗸é𝗺𝗼𝗻: 𝐅𝐮𝐭𝐮𝐫𝐨 𝐈𝐧𝐜𝐢𝐞𝐫𝐭𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora