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Pov. Peeta


La forma en que gili pollas está mal escrito con pintura roja en la puerta trasera de Bib's me hace pensar en mi madre.

Siempre hacía una breve pausa entre las sílabas para que parecieran dos palabras distintas. Quería reírme cada vez que lo oía, pero era difícil encontrarle la gracia de niño cuando siempre era yo el destinatario del insulto lanzado.

—Gili... pollas —murmura Darin—. Debió ser un niño. La mayoría de los adultos saben cómo se escribe esa palabra.

—Te sorprendería.

Toco la pintura, pero no se me pega a los dedos. Quienquiera que haya hecho esto, lo hizo anoche justo después de que cerráramos.

—¿Crees que la falta de ortografía fue intencionada? —pregunta—. ¿Están sugiriendo que eres tan gili que eres todo un pollas?

—¿Por qué asumes que se dirigían a mí? Podrían haberse dirigido a ti o a Brad.

—Es tu restaurante. —Darin se quita la chaqueta y la utiliza para arrancar un gran trozo de cristal roto expuesto de la ventana—. Tal vez fue un empleado descontento.

—¿Tengo empleados descontentos? —No se me ocurre ninguna persona en nómina que pudiera hacer algo así.

La última persona a la que hice renunciar fue hace cinco meses, y se fue en buenos términos después de obtener un título universitario.

—Había un tipo que lavaba los platos antes de contratar a Brad. ¿Cómo se llamaba? Se llamaba como algún tipo de mineral o algo así... era súper raro.

—Cuarzo —digo—. Y era un apodo.

No he pensado en ese tipo en mucho tiempo. Dudo que me guarde rencor después de todo este tiempo. Lo despedí justo después de abrir porque descubrí que no lavaba los platos a menos

que viera comida en ellos. Vasos, platos, cubiertos... todo lo que volvía a la cocina desde una mesa con aspecto de estar limpio, lo ponía directamente en la rejilla de secado.

Si no lo hubiera despedido, el departamento de salud nos habría cerrado.

—Deberías llamar a la policía —dice Darin—. Tendremos que presentar una denuncia para el seguro.

Antes de que me oponga, Brad aparece en la puerta trasera, sus zapatos hacen crujir los cristales rotos bajo sus pies. Brad estaba dentro haciendo inventario para ver si robaron algo. Se rasca la barba de la mandíbula.

—Se llevaron los picatostes. 

Hay una pausa confusa.

—¿Dijiste 'picatostes'? —pregunta Darin.

—Sí. Se llevaron toda la cantidad de picatostes que se preparó anoche. Aunque parece que no falta nada más.

Eso no era para nada lo que esperaba que dijera. Si alguien entró en un restaurante y no se llevó electrodomésticos ni nada de valor, probablemente entró porque tenía hambre. Conozco ese tipo de desesperación de primera mano.

—No voy a denunciar esto. Darin se vuelve hacia mí.

—¿Por qué no?

—Podrían atrapar a quien lo hizo.

—Esa es la cuestión.

Tomo una caja vacía del contenedor y empiezo a recoger trozos de cristal.

—Una vez entré en un restaurante. Robé un sándwich de pavo.

Brad y Darin me miran.

—¿Estabas borracho? —pregunta Darin.

—No. Tenía hambre. No quiero que arresten a nadie por robar picatostes.

—Bien, pero puede que la comida fuera sólo el principio. ¿Y si vuelven por los electrodomésticos la próxima vez? —dice Darin—. ¿La cámara de seguridad sigue rota?

Lleva meses insistiendo en que lo repare.

—He estado ocupado.

Darin me quita la caja llena de cristales y empieza a recoger los trozos que quedan.

—Deberías ir a trabajar en eso antes de que vuelvan. Diablos, puede que incluso intenten asaltar Mellark's esta noche ya que Bib's era un objetivo tan fácil.

—Mellark's tiene seguridad. Y dudo que quienquiera que haya sido destroce mi nuevo restaurante. Fue una cuestión de conveniencia, no un robo dirigido.

—Eso esperas —dice Darin.

Abro la boca para responder, pero me interrumpe un mensaje de texto entrante. Creo que nunca he tomado el teléfono tan rápido. Cuando veo que el mensaje no es de Katniss, me desinflo un poco.

Me la encontré esta mañana mientras hacía unos mandados.

Era la primera vez que nos veíamos después de un año y medio, pero ella llegaba tarde al trabajo y yo acababa de recibir el mensaje de Darin informándome de que habíamos tenido un robo. Nos separamos de forma un tanto incómoda con la promesa de que me enviaría un mensaje de texto cuando llegara al trabajo.

Ha pasado una hora y media desde entonces, y todavía no sé nada de ella. Una hora y media no es nada, pero no puedo ignorar la insistencia en mi pecho que intenta convencerme de que tiene dudas sobre todo lo que se dijo entre nosotros en ese intercambio de cinco minutos en la acera.

Definitivamente no tengo dudas sobre lo que dije. Puede que me haya dejado llevar por el momento... al ver lo feliz que parecía y al descubrir que ya no está casada. Pero quise decir cada palabra que le dije.

Estoy preparado para esto. Más que preparado.

Busco su información de contacto en mi teléfono. He querido enviarle un mensaje de texto muchas veces durante el último año y medio, pero la última vez que hablé con ella, dejé la pelota en su campo. Tenía tantas cosas en marcha que no quería complicarle la vida aún más.

Sin embargo, ahora está soltera, y me dio a entender que finalmente está lista para darle una oportunidad a lo que sea que pudiera haber entre nosotros. Sin embargo, ha tenido una hora y media para pensar en nuestra conversación, y una hora y media es tiempo suficiente para arrepentirse. Cada minuto que pase sin un mensaje se va a sentir como un maldito día entero.

En mi teléfono sigue apareciendo como Katniss Hawthorne, así que edito su información de contacto y vuelvo a cambiar su apellido a Everdeen.

Siento a Darin rondando sobre mi hombro y mira la pantalla de mi teléfono.

—¿Es esa nuestra Katniss?

Brad se anima.

—¿Está enviando mensajes de texto a Katniss?

—¿Nuestra Katniss? —pregunto, confundido—. Ustedes solo la vieron una vez.

—¿Sigue casada? —pregunta Darin.

Sacudo la cabeza.

—Bien por ella —dice—. Estaba embarazada, ¿verdad? ¿Qué tuvo? ¿Un niño o una niña?

No quiero hablar de Katniss porque todavía no hay nada que discutir. No quiero hacerlo más de lo que podría ser.

—Una niña, y esa es la última pregunta que voy a responder. —Me centro en Brad—. ¿Theo viene hoy?

—Es jueves. Estará aquí.

Me dirijo al interior del restaurante. Si voy a hablar de Katniss con alguien, será con Theo.

Terminamos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora