Los nuevos Edevane

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⚠️Contiene temas sensibles para algunos, se recomienda discreción.


Aunque los lazos familiares se vean amenazados por rencores del pasado, el amor sincero y el perdón pueden restaurarlos y hacerlos más fuertes


Llegamos a una vivienda victoriana de estuco, iluminada por las farolas de la calle. Se trataba de la antigua casa del hermano mayor de Lysander y Lilyann, Alphonse, que ahora pertenecía a Amanda, su bisnieta.

El aire nocturno que nos recibió tenía un aroma dulzón proveniente de las rosas trepadoras que cubrían la fachada.

Al oír que Xander llamaba a la puerta, sentí las mariposas volando en mi estómago y un nudo de temor en la garganta; por fin conocería a su familia y temía no caerles bien. Acomodé mi pelo y arreglé mi ropa, ansiando parecer perfecta a pesar de que él me había dicho una y otra vez que ya lo estaba. Tenía mis dudas; para los ojos enamorados, su amada siempre luce hermosa.

Se escuchó el sonido de pasos acercándose y la entrada se abrió, revelando a un joven de cabello negro y bigote delicado como el de una comadreja, con ojos avellana que nos examinaban con atención.

—Hola tío —musitó vacilante.

—Hola, Daryl, ¿cómo estás? —respondió Lysander, igual de incómodo.

—La cena está por iniciar —Se hizo a un lado—. Pasen, bienvenidos.

Caminamos por el pasillo alfombrado en silencio.

—La tía Amanda no está muy contenta porque estarán en la boda —admitió el chico.

El comentario quedó flotando en el aire mientras llegábamos al comedor. Una mezcolanza de aromas a especias y guisos me hizo arrugar la nariz, aunque intenté disimular mi incomodidad.

—Llegó el tío Lysander —anunció Daryl.

El murmullo de voces y risas se sofocó de inmediato y todos los ojos se fijaron en nosotros. Una anciana regordeta, con cabello gris corto y lentes, nos atravesó con su mirada poderosa e intimidante, idéntica a la de Lysander.

—¿Quién los invitó? —espetó.

Xander tomó mi mano y pude percibir toda la intensidad de sus nervios. La apreté para que supiera que lo apoyaba. Ignoró el comentario malicioso y me presentó:

—Ella es Sarah Erdély, mi novia.

—Un placer —murmuré con timidez.

Una chica como de mi edad, robusta, de pelo castaño claro y ojos azules, me saludó con una amplia sonrisa. Se levantó de un salto de su silla, haciendo crujir las patas contra el suelo de baldosas blancas y amarillas.

 Se levantó de un salto de su silla, haciendo crujir las patas contra el suelo de baldosas blancas y amarillas

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Eterna Oscuridad: La vida después de la muerte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora