Renacimiento

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⚠️Contiene escenas sensibles para algunos, se recomienda discreción.


La verdadera fuerza no se mide por la ausencia de debilidad, sino por la determinación para levantarse cada vez que caemos.


«Me lo prometiste, Sarah»

—¿Qué cosa?

«¿Lo olvidaste? ¿Lo que me dijiste en santa Anita? 'No dejaré que la oscuridad me consuma'»

—Ah, eso.

«¿Crees que a papá o a Lysander les gustaría verte así cómo estás?, estoy segura de que no»

No respondí.

«Anda, Sara con H, por favor. Sé que he sido dura contigo, lo lamento, me sentía frustrada y perdida, pero tú misma lo dijiste, no podemos ser nuestra propia enemiga, sal adelante, te lo ruego»

Mis dedos arrugados se aferraron a los bordes de la bañera de porcelana blanca mientras emergía del agua helada.

—Está bien, Sara Aguirre, saldré adelante, por las dos. Por lo que soy y por lo que fui. Porque tengo fe en que el mañana será mejor.

A través de la ventana podía ver el cielo iluminado por unas pocas estrellas

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A través de la ventana podía ver el cielo iluminado por unas pocas estrellas. Caminé al dormitorio y revisé mi teléfono. Tenía un montón de mensajes de Badru preguntándome cómo estaba y si podía ayudar. El último mensaje decía que Lilyann se encontraba en su casa con Valentine y que esta última deseaba verme.

Recogí mi cabello en una cola de caballo despeinada. Abrí el armario y saqué las primeras prendas que vi. Me vestí a toda prisa, sin pensarlo mucho.

Fijé la vista en los anillos que reposaban en la cómoda. Los tomé con manos temblorosas y los examiné con detenimiento, rememorando cada instante experimentado hasta ese momento. Descubrí que en el interior de cada anillo había una inscripción: en la mía rezaba «Lysander» y en la suya «Sarah», y ambas también llevaban grabado «recuérdame».

Sentí un nudo en la garganta.

Mi mirada se posó sobre la cajita donde guardaba el collar de Lou. Lo tomé y acaricié la pequeña luna creciente. Caí en la cuenta de que la maldición también me había alcanzado a través de él, aunque sin los mismos resultados fatales.

Deslicé los anillos en el collar y me lo coloqué. Representaban el amor de Sara Aguirre y el de Sarah Erdély, dos personas que, a pesar de compartir un mismo cuerpo, eran muy diferentes: una llena de inocencia y luz, la otra de muerte y oscuridad.

Me miré en el espejo y vi a Sara con H, rota, pero dispuesta a recoger los pedazos para reconstruirse y seguir adelante. Sentí en mi interior la determinación de recuperar la luz que se había apagado dentro de mí.

Eterna Oscuridad: La vida después de la muerte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora