El Bar de Badru

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La fuerza de la voluntad y la sabiduría aliada puede mover montañas.


Pasaron semanas en las que busqué pistas de Darius, entrené para afilar mis habilidades y me consumí de culpa por lo que le hice a Louis. Lysander no volvió a acercarse a mí como aquella noche en el hotel, pero era mucho más afable y atento.

Una mañana estábamos los dos practicando esgrima. Tras un rato de entrenamiento, le pregunté si era cierto que los vampiros podían transformarse en animales. Él lo confirmó, mencionando murciélagos, serpientes, ratas, gatos y... lobos.

Quedé boquiabierta.

—No te lo esperabas, ¿verdad? A los lobos no les agrada que los vinculen con nosotros, ya sabes, porque son los custodios de la humanidad y todo eso. ¿Te gustaría practicar esa destreza?

—¡Sí! —exclamé emocionada.

Él sonrió con indulgencia y se detuvo frente a mí.

—Bien, intenta concentrarte en un animal de los que mencioné. Sólo podemos transformarnos en ellos.

—¡Un lobo! —clamé.

Su mirada suspicaz se posó en mí y accedió con un gesto apenas perceptible.

—No vas a utilizarlo para engañar al pobre Louis, ¿cierto? —cuestionó con recelo.

Negué con la cabeza y en un santiamén, Xander se transformó en un imponente lobo negro. Quedé asombrada al verlo, la similitud era innegable. Podríamos pasar por licántropos.

—Te advierto que no podrás engañarlos por mucho tiempo, nuestro aroma nos delata

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—Te advierto que no podrás engañarlos por mucho tiempo, nuestro aroma nos delata. Es tu turno.

Cerré los ojos y me concentré. Papá vino a mis pensamientos, y me dejé llevar un poco. Sin embargo, me forcé a imaginar que era una loba. Sentí un cosquilleo en todo mi cuerpo, cosa que me alegró, creía que iba a ser doloroso... Cuando volví a abrirlos, Lysander ya tenía forma humana y me miraba con sorpresa. Por alguna razón, la ropa se sentía apretada.

—¿Cómo hiciste eso?

—¿Qué cosa? —Me miré las manos que aún mantenían su apariencia humana, pero no lucían como las mías. Busqué verme en el espejo que había en la habitación... ¡Caray! Era mi papá.

—Pensé en él por un momento. No quer... —musité sin poder dejar de ver mi reflejo, tocando el rostro que me recordaba tanto a mi vida pasada y todo lo que había perdido.

—No, no. Son buenas noticias. ¡Esa podría ser tu destreza especial! —No dejaba de mirarme, asombrado—. Bien, hagamos otra prueba, intenta transformarte en Lynx e imita su voz.

Pensé en Lily y el cosquilleo volvió, pero lo de imitar su voz fue un fracaso total.

—¡Es tu habilidad especial! ¡Eres una cambia formas! —exclamó con alegría, y me sorprendía verlo así. Esta era la primera vez que mostraba tanta efusividad—. Debes entrenar para que puedas hacerlo con agilidad —Palmeó mi espalda con entusiasmo.

Eterna Oscuridad: La vida después de la muerte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora