shameless ; ❪ tom kaulitz. ❫

❪ 𝟎𝟔 ❫

CAPÍTULO SEIS| DRA. SENOS !

EMMA

— Debes aprender a manejar.

Fue lo primero que dijo Alexa una vez que estacionó su descapotable frente a mi casa. Yo la había estado esperando parada en el bordillo de la acera con una sonrisa angelical y al instante que la oí, mi expresión decayó poniendo los ojos en blanco.

— Lo sé, lo sé —refunfuñé dándole la razón, subiéndome en el asiento de copiloto y dejando la lonchera encima de mi regazo para poder deslizar el cinturón de seguridad encima mío y abrocharlo.

— No es que me moleste llevarte —aclaró con un tono calmado, antes de acelerar el vehículo —. Sino, no me hubiese ofrecido. Pero necesitas sacar tu licencia.

— Entre tú y mi padre no sé cual de los dos tiene menos paciencia para enseñarme —me quejé, apoyando la cabeza en el respaldar con cansancio.

Esa mañana me había llamado mi papá, diciéndome que le agregaron una reunión de imprevisto y que no llegaría a llevarle el almuerzo a Anna que tenía guardia, y la comida del hospital no era del todo... apetecible, por lo que obviamente no tuve problema en llevársela. Con Lexi íbamos a vernos de todas maneras a pasar el rato y se ofreció a llevarme hasta el hospital.

Ella tenía razón. Me daba pánico manejar pero sabía que necesitaba hacerlo. Tenía dieciocho años, en algún momento debía aprender.

— Te enseñaría, pero tú lo has dicho. No tengo paciencia —exclamó, con una risita inocente. Su cabello dorado se ondeó con el viento, haciéndola lucir como actriz de una película mientras que yo parecía el mismísimo Rey León—. ¿Qué hay de Bill? Tiene pinta de serlo.

— Bueno, no me confía su costoso auto —admití, sacándole una carcajada. Se detuvo en un semáforo rojo y me miró con sus adorables ojos azules. Pestañeó un par de veces antes de hablar;

— Ya encontraremos a alguien que te enseñe.

Quince minutos después habíamos llegado al hospital, y me dejó en la entrada mientras ella buscaba lugar en el estacionamiento. Como había un sector para emergencias, debía irse más lejos.
Mientras, fui entrando y saludé a la mujer de recepción que hacía varios años conocía, me indicó en el consultorio que se encontraba Anna y comencé a subir las escaleras hasta el piso cinco.

Odio los elevadores.

He visto demasiadas películas que terminan en fatales muertes, aparte una vez cuando era pequeña se quedó atorado y terminé de traumarme por completo, así que subirme a uno sola ahora mismo era un no absoluto.

Subí con paciencia las escaleras, tamborileando mis dedos sobre la lonchera de Anna. Contenía una ensalada de legumbres y arroz para el almuerzo, en otro unos espaguetis para la cena, y unos cuántos bocadillos que le agregué por si le daba más hambre. Como estaba de guardia, le tocaba quedarse hasta mañana por la mañana, no sé si más, y era importante que estuviese bien alimentada por supuesto.

Casi sin aliento, finalmente llegué al dichoso piso. Me dirigí hacia mi destino y una vez que estuve allí, toqué dos veces despacio hasta que la puerta del consultorio se abrió. Anna sonrió al verme y sus ojos escondidos por sus lentes de lectura se achinaron.