❪ 𝟏𝟏 ❫

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CAPÍTULO ONCE| CENA CON TOM !

EMMA

Esto era demasiado extraño. De todo lo que podría haber hecho un viernes a la noche, cenar con Tom y mi familia era lo último que se me hubiese imaginado. No me quejaba en lo absoluto, pero era extraño.

Sobre todo porque aceptó muy felizmente, y se lo estaba pasando de maravilla. No había parado de hablar con mi padre y Karl, su amigo de hace un par de años.

Elisa y Anna también conversaban de todo un poco, de sus trabajos, de las nuevas ofertas que había en el centro comercial, de una fiesta retro a la que querían ir y demás temas que no me interesaban mucho.

Y por último se encontraba Iris, la hija de ellos. Era un año más chica que yo y no le había quitado los ojos de encima a Tom, como culparla. Pero comenzaba a irritarme demasiado, apenas llegó quiso sentarse a su lado e intentaba constantemente llamar su atención, de una forma muy fallida claro ya que si Tom volteó a verla dos veces en toda la noche era exagerar.

Y una de esas fue para pedirle que le pasara la sal.

— Así que estás en una banda —mencionó Elisa, agitando de manera circular su copa de vino, para luego tomar un sorbo.

— Sí... hace casi diez años —confirmó Tom, con una sonrisa ladina. ¿Por qué tenía que lucir tan guapo cuando hablaba, cuando respiraba y simplemente cuando existía?

— Eso es mucho tiempo —recalcó Elisa nuevamente—. ¿Nunca pensaste en estudiar algo más?

Incómodo. Lo vi en sus ojos.

Qué mierda le pasa a esta mujer. A ver, a ver, debía calmarme. Elisa no era mala, todo lo contrario. Solo que era una típica mujer ricachona que no medía lo que decía y tenía demasiado tiempo libre para pensar estupideces.

— Tom es el guitarrista de la banda —hablé yo por él. Para desviar un poco el tema de conversación e indirectamente se diera cuenta que fue algo inoportuno— Es realmente bueno, al igual que todos los chicos. Deberían escucharlos algún día.

— Me encantaría —luché conmigo misma para no rodar los ojos ante el tono soñador con el que habló Iris, apoyando su mentón en las manos. Haciéndole ojitos a Tom.

— Son muy talentosos —Anna estuvo de acuerdo, brindando una pequeña sonrisa—. Y aparte cuidan muy bien de nuestra niña, ¿no es así?

Mis mejillas se sonrojaron por la vergüenza que comencé a sentir.

— Eso siempre —rió Tom al ver mi reacción. Su brazo se encontraba en el respaldar de mi silla y su cuerpo estaba en dirección al mío, ni siquiera sé en que momento adaptó esa posición.

— Bueno, creo que un noventa por ciento de las veces soy yo la que los cuido —rescaté, encogiéndome de hombros. Mirándolo a los ojos—. Sobre todo cuando están enfermos, por ejemplo.

— Oh, vamos. Todavía no te has enfermado para que pueda demostrarte lo buen enfermero que soy —espetó con egocentrismo haciéndome reír. Acercó su mano para apretar mi mejilla tal como lo hizo en su auto. Y cuando menos nos dimos cuenta estábamos sonriéndonos entre nosotros, sin importar que alrededor nuestro habían cinco personas más.

Un carraspeó hizo que volvamos a la realidad. Con nerviosismo tomé un sorbo del agua mientras los ojos mieles de Elisa nos escaneaba simultáneamente.

— ¿Y hace cuánto están juntos?

Casi me ahogo con el líquido en mi boca al escuchar esa pregunta.

— No... nosotros no estamos... eh... somos amigos —aclaré, encogiéndome en mi lugar. Esto de verdad no podía ser más incómodo.

— Genial. —para estas alturas ya ni siquiera su madre se detenía en los comentarios de Iris. Creo que indirectamente todos optamos por ignorarla y fue la mejor decisión que pudimos haber tomado.

— Pero lucen hermosos juntos, ¿no es así? —sonrió Anna—. Yo siempre le dije a Emma que Tom es el chico ideal que querríamos para ella, ¿no es así? es talentoso, bueno, gracioso, y muy caballeroso.

— Anna... —susurré, negando con la cabeza disimuladamente. Tom se había acomodado en la silla y había sacado el brazo del respaldar de la mía.

— Oh... —hizo una mueca, dándose cuenta que metió la pata—. ¿Quién quiere postre?

— De hecho, yo debería irme... —avisó Tom, mi padre me dedicó una mirada como preguntándome si por culpa de ellos se iría, y lo cierto es que no tenía idea.

Habían posibilidades de que sí y de que no. Quizás nunca lo sabremos.

— Qué pena, cariño. ¿Seguro no puedes quedarte un poco más? —se lamentó Anna—. ¡Oh! Ya sé, espera aquí que guardaré unos tiramisú para ti y Bill.

En menos de un santiamén, mi madrastra había vuelto con un tupper con varios vasitos de plásticos que contenía el postre casero que ella hizo.

— Muchas gracias por todo. La comida estuvo deliciosa —agradeció con sinceridad, levantándose de la silla para agarrar la sudadera que colgaba de la punta del sofá.

— Gracias a ti por acompañarnos, Tom —musitó mi padre—. Emma te acompañará a la salida.

Desperté de mi ensoñación de repente.

— ¡Ah! Sí, claro —reí nerviosamente al darme cuenta que me había quedado mirando en un punto fijo, antes de levantarme y guiar nuestro camino hacia el lobby principal—. Disculpa por todo.

— ¿Por qué pides disculpas? —inquirió él, una vez que abrí la puerta. Su entrecejo se juntó, confundido.

— Quizás tenías algún plan para esta noche —expliqué encogiéndome de hombros. No quise preguntar mucho realmente, la respuesta era algo que ya me venía venir y prefería evitarlo a toda costa—. Y por lo anterior, a veces dicen cosas sin pensar. Siento si te han incomodado.

— Para nada, Emma. Al contrario. Tu familia siempre me hace sentir muy a gusto —confirmó, buscando mi mirada para que realmente creyera lo que estaba diciendo. Sonaba sincero—. Aparte Anna cocina como los dioses, eso supera cualquier restaurante fino en Alemania.

— Lo sé —solté una risita, apoyando mi hombro en el umbral de la puerta—. Entonces gracias por quedarte, ha sido divertido.

— Lo mismo digo —pude ver su perforación brillar una vez que se acercó a despedirse. Posó una mano en mi cintura descubierta y plantó un sonoro beso en mi mejilla —. Que descanses, Emms.


30/05/23 | m4stermind-

como es cortito en un ratito les
publico otro <3

shameless ;  ❪   tom kaulitz.   ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora