shameless ; ❪ tom kaulitz. ❫

❪ 𝟑𝟖 ❫

CAPÍTULO TREINTA Y OCHO | EL BAÑO !

EMMA

Lexi me daba una mirada divertida.

Yo solo negaba con la cabeza repetidas veces, totalmente en contra de en lo que yo misma me había metido. Normalmente las decisiones que tomo son incorrectas, entonces no sé porque me empeño en creer que alguna vez será la excepción.

Sus enormes ojos azules inspeccionaban mi rostro y luchaba consigo misma para no soltar una carcajada, mientras yo observaba el objeto frente a mí apoyado en la mesa. ¿Para que abro la bocota? si estábamos tan bien antes de hacerlo.

— No voy a lamer un plátano, Lex. —decreté totalmente segura de mi decisión a favor de mi moral y dignidad tanto física como mental. Una dulce carcajada brotó de sus labios pintados con labial rosado.

— Bueno... es la única forma de que aprendas —aseguró, encogiéndose de hombros, empujándome la fruta más cerca mío. Moví mi cabeza de forma negativa—. ¿Para qué me has pedido ayuda entonces?

— Porque creía que tus clases eran teóricas, no prácticas —contesté con exaltada obviedad, alzando mis manos en un gesto exagerado lo que provocó que solo siguiera burlándose de mí.

— Pues ya ves que son completitas —contestó orgullosa, me pegué la palma de la mano contra de mi cara—. Bien, bien. Solo bromeaba, no pretendía que lamieras un plátano al frente mío —rió con gracia, por lo que suspiré con alivio.

— Gracias a Dios —musité, me ahorraba un trauma de los tantos que tenían.

La cosa es esta. Mi única fuente confiable para consejos sexuales actualmente era Alexa, pues no tenía a nadie más a quién preguntar y bueno... internet suele decir pura mierda, por lo que se me ocurrió la fabulosa idea de, aprovechar que estábamos por irnos al ensayo de los chicos, a que me explicara como... bueno... dar un oral.

Y no exactamente de clases, si no me doy a entender.

— Lo primero que debes saber es que a los hombres les encanta el oral, literalmente —resaltó la última palabra para que le creyera—. Cualquier cosa que hagas lo volverás loco, puedo asegurártelo. Pero lo mejor es hacerlo desear eso —continuó con su teoría, apoyando las palmas de su mano en la mesa—. Lo mejor es provocarlos y que te rueguen para que lo hagas, ya sabes, la estimulación —asentí tomando nota mental de cada palabra que salía de su boca.

— A señor platanín le gusta que empiecen por la cabeza —agarró el plátano e hice una mueca de disgusto por tener que, indirectamente, usar la fruta como conejillo de indias—. Y le gusta que uses tus manos y la boca a la vez, ¿entendido? —Alexa me dio una mirada, corroborando que le seguía el hilo. No voy a negar que es algo que me aterra un poco y no iba a obligarme a hacerlo pero quería que, por lo menos, cuando se diera al situación pudiera hacerlo sin pasar la vergüenza de mi vida—. No olvides que señor platanín tiene dos amigos, uno se llama tes y el otro se llama ticulos, debes prestarle atención también porque sino se ponen celosos.

— ¿Es necesario transformar esto en una charla infantil? —pregunté, agarrándome el puente de la nariz.

— Sí, silencio —se puso el dedo índice en la boca para que me callara. Gruñí por lo bajo—. Lo cierto es que el sexo oral no es ningún arte escondido, ¿ahora sí hablamos el mismo idioma? —asentí—. Solo requiere sentido común, suavidad y ritmo. Lo importante es que vayas variando con los movimientos de tu lengua, y uses tus manos. Con eso lo tienes ganado.