❪ 𝟑𝟔 ❫

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CAPÍTULO TREINTA Y SEIS | ARTE EN TU CUERPO !

EMMA



Volver a la rutina luego de un fin de semana movidito es ridículamente difícil. Sobre todo cuando ya me quedan algunas semanas para mis primeras vacaciones universitarias y las malditas se están haciendo desear como no tienen idea. Por suerte no tenía más exámenes pero si entregas de trabajos y sinceramente con lo que nos vienen pidiendo no sé cuál opción es peor.

Con los chicos estábamos en la última clase del día, por suerte, que era Museografía y a pesar de ser una materia con mucha teoría nuestro profesor era tan agradable que las horas prácticamente ni las sentías. Su forma de explicar es muy interesante y dinámica por lo cual no tienes forma de dormirte ni de intentarlo. No como en Historia por supuesto. Y hoy en particular estaba haciendo la entrega de uno de los trabajos que nos mandó a hacer que no era muy complejo de entender la verdad, teníamos que pintar una pieza que nos gustaría que colgaran en un museo. El tema es que fue difícil poner de acuerdo a mi mente en si tuviera la oportunidad de colgar un trabajo mío, que elegiría.

Finalmente me decidí por pintar a una chica con todo su cuerpo sumergido en el mar, excepto la cabeza la cual mira algo hacia arriba que es de libre interpretación. Me encargué de buscar cientos de imágenes del océano para poder representar sus profundidades y el sentimiento que esa pintura me daba es acerca de esos momentos tan bajos en donde sientes que te hundes pero siempre hay algo o alguien que te da las fuerzas para no hacerlo. Entonces ya depende de cada uno imaginarse que es aquello que salva a la chica.

— Señorita Hoffmann —me llamó el profesor, sentado en su escritorio provocando que me levantara del asiento mientras Malcolm me susurraba palabras de aliento y Hannah simplemente asentía en mi dirección. Mujer de pocas palabras, ya saben.

En cuánto llegué, observé al señor Martin con nerviosismo. Pues a pesar de ser un tipazo, a veces ponía esas caras serias que no sabías si te odiaba, si le caías bien o si quería gastar un escopetazo en tu cabeza. Empujó con su dedo índice los lentes por el puente de su nariz y me dedicó una mirada severa. Me sequé el sudor con la tela de mi pantalón y aclaré mi garganta mientras me devolvía el lienzo.

— Has hecho un trabajo maravilloso, Emma. Estoy sorprendido, tienes la nota máxima —admitió, permitiéndome respirar con un poco más de tranquilidad. Agarré el trabajo con mis dos manos y le brindé una sonrisa en forma de agradecimiento, pero de mi boca no salió otra palabra debido a que noté que quería decirme algo más—. Se nota que tienes un talento innato para el arte, y sin duda te depara un gran futuro —aseguró, acariciando su recién crecida barba, tratando de encontrar las palabras justas—. No lo desaproveches, siempre hay cursos que puedes tomar en Francia —añadió como dato extra—. O pedir el intercambio.

— Gracias, señor Martin —espeté algo sorprendida por aquella información aunque definitivamente no me iría de intercambio en mi primer año de Universidad era bueno saber que tenía la posibilidad.

— Gracias a ti —me dedicó una sonrisa sin mostrar sus dientes y eso fue suficiente para voltear sobre mis talones y volver a mi lugar.

— ¿Qué tal? —quiso saber Malcolm, acomodando su cabello rizado con despreocupación.

— Muy bien —aseguré con media sonrisa, sentándome al mismo tiempo que mi teléfono vibró en mi bolsillo trasero.

shameless ;  ❪   tom kaulitz.   ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora