❪ 𝟎𝟑 ❫

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CAPÍTULO TRES| SIN MAYONESA !

EMMA

Habíamos ido a un restaurante algo alejado de la ciudad. A ellos les gustaban mantener un perfil bajo, no porque no les agradaran sus fans, al contrario, ellos los adoraban. Siempre han sido agradecidos con el apoyo que les dan, solo que a veces era agotador no poder comer como una persona normal. Con gente mirándolos todo el tiempo, grabándolos sin permiso o que se amontonaran fuera del restaurante esperando a que salieran. Una vez nos pasó eso en un bar y tuvimos que escapar por la puerta trasera con la comida por la mitad y fue bastante triste.

Es por eso que decidían lugares más recónditos para no tener que ir encapuchados y lentes como la mayoría de las veces.

El caso es que ahora mismo estaba sentada entre medio de Bill y Gustav con la carta frente a mí para elegir que iba a comer. No estaba muy decidida aún pero todo apuntaba a que embadurnaría mi boca con una buena hamburguesa.

— Hola, buenas tardes. Vengo a tomarles el pedido —se acercó una mujer pelirroja con un delantal ajustado y sus pestañas revoloteando de manera coqueta.

Como ninguno parecía muy decidido aún, proseguí a hablar yo.

— Hola, para mí una hamburguesa doble sin pepinillos y por favor sin mayonesa porque soy alerg...

— ¿Y tú, lindo? —fruncí el ceño ante tan maleducada interrupción de su parte. Noté como anotaba de manera desinteresada, e incluso creo que agregó mayonesa extra con mayúsculas y subrayado. Buah, lo entendí todo cuando su atención era pura y exclusivamente para Tom, al cual un poco más y no le restregaba todos sus pechos encima de él.

Asqueroso.

— Ella no terminó de pedir —exclamó con calma. La pelirroja resopló y dirigió sus intensos ojos azules hacia mi persona como si fuera culpable de algo, ¡disculpame si no te dejo coquetear con un cliente, pero estoy hambrienta! entreabrí la boca para continuar hablando pero no me dejó.

— Hamburguesa doble sin pepinillo, entendido —rodó los ojos y volvió su atención a Tom.

— Y sin mayonesa —insistí. No porque quería molestar por amor al arte, sino que a los diez años me di cuenta que era alérgica gracias a un cuadro respiratorio que me dio por comer ese aderezo. Estuve dos días en el hospital con falta de oxígeno y la piel brotada, fue horrible.

Los chicos observaban incómodos la situación, Bill parecía querer insultarla en cualquier momento. Todos terminaron de pedir a regañadientes y la mesera se fue meneando sus caderas.

Apoyé mi mentón en la palma de mi mano encima de la mesa, con aburrimiento. Entendía que era algo invisible para toda Alemania y que juntarme con una banda reconocida incrementaba ese sentimiento, pero era bastante irritante.

Todos intentaron alivianar el ambiente charlando de temas aleatorios en donde opiné un poco, y en otras cosas no tanto ya que eran acerca de sus ensayos y nuevas canciones que se venían.

Media hora después, llegó la chica con nuestros pedidos. Dejó los platos a cada uno y por último apoyó mi hamburguesa descuidadamente.

— Que lo disfruten —nos brindó una falsa sonrisa antes de alejarse de la mesa.

— Patética —murmuró Bill, sacándome una risita.

shameless ;  ❪   tom kaulitz.   ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora