•Capitulo 2•

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Elena

Después de 2 horas, en las que tuve la clase más larga de la noche, me voy a mi casa, me pongo mis auriculares y reproduzco una de mis canciones favoritas, la de Daddy Yankee & Wisin y Yandel “Si supieras”.

—Pero el color de sus ojos, su pelo, su cara.—canto mientras camino por las oscuras calles de mi barrio— Eres mi pensamiento del día, na na.—Cantando, recuerdo a la señora que vino a mi casa antes de que me viniera al colegio y también lo que ocurrió hoy en el restaurante con esos dos chicos y el chico de cabello azabache.

Lindo, lindo, ¡Ay Elena!, siempre pensando en el chico desconocido jejeje.

Chico desconocido:)

Me quitó mis auriculares y entró a mi casa. Cuando entro, no hay nadie, solo silencio. Como les dije, mi mamá tiene guardia en el hospital, así que estaré sola. No está tan mal estar sola.

Enciendo la luz de mi habitación y me cambio para ponerme mi pijama favorita y ver K-dramas, uno de mis pasatiempos favoritos además de leer. Me acuesto en mi cama y después de un rato, me quedo dormida...

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Mientras dormía, sentí un cálido beso en mi mejilla. Abro los ojos y veo a mi mamá, se ve cansada y agotada. No tengo que preguntarle, se le nota.

-—Te amo, mamá—digo con sueño.

—Duerme, mi niña, mañana tienes que trabajar e ir al colegio —me dijo y luego me dio otro beso en la mejilla. Me quedé dormida de nuevo.

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Me despierto muy temprano y no hago ruido, hago el desayuno para mí y para mamá.

Me cepillo y me arreglo para ir al restaurante, mi vida es simple y así me gusta.

—Muy buenos días, mi niña. ¿Hiciste el desayuno?. Qué bien.

—Sí, mamá. Lo hice porque pensé que estarías cansada por la jornada de ayer.

—Sí, mi vida. Ayer fue un día muy difícil, —Mamá, ¿puedo hacerte una pregunta? —digo con curiosidad.

—Dime, mi niña.

—Y mi papá, ¿nunca me has hablado de él?. Jamás lo conocí y sé que puede sonar ilógico que te pregunte hasta ahora, pero me puedes decir... —dije con una sonrisa convincente.

—Hija, no sé cómo explicarlo —dice mirándome fijamente—. Tu papá nos abandonó.

Me quedé en silencio.

—Se casó con otra mujer que esperaba un hijo suyo —dice con voz triste.

—¿Mi papá nunca nos quiso?.—le pregunto.

—Este... él nunca supo que estaba embarazada de él, hija —dice con tristeza.

—Y él nunca lo sabrá. La prefirió a ella en lugar de nosotras y nunca nos necesitó, nunca lo necesitaremos —dice con voz firme.

Me quedé asombrada por lo que me dijo.

—No es justo, mamá, que él nos haya abandonado, pero él tendrá sus motivos. Somos felices sin él, está bien, no estés triste —la abrazo.

—Sé que necesitas saber y conocer a tu padre, ¿verdad? Pero estamos mejor sin él.— me dice.

—Está bien, mamá —dije. Sé que para ella es muy difícil contarme esto, así que es mejor no preguntarle más.

—Tema cerrado, ¿sí?

—Está bien, mi niña.

—Ayyyy, ya es tarde, me tengo que ir. Voy a llegar tarde... te quiero mucho, chau —digo, dándole un beso en la mejilla, y me fui.

—Que te vaya bien, mi vida. Cuídate —me dice antes de que me fuera.

Salí de mi casa con muchas dudas: ¿quién será mi papá? ¿Por qué nos abandonó?

Sé que la vida es difícil para las madres solteras, pero para nosotras, aún más..

No me interesa saber quién es mi papá, él tiene su propia familia y espero que sea muy feliz.—digo con una voz suave y a la vez triste.

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Llegué al restaurante, saludé a Don Ernesto y me puse a trabajar, como siempre, todo tranquilo y los clientes son amables, no como aquel chico de cabello castaño y grosero. Aunque yo también tuve un poco de culpa, pero su amigo fue muy amable conmigo.

—Ay—suspiré para mí en silencio—ojalá lo vuelva a ver de nuevo.

Estuve atendiendo a varios clientes y me dieron una buena propina por mi servicio.

Luego de un rato, un señor llama mi atención y de inmediato voy a su mesa.

—Hola, buenos días señor. Bienvenido a Gran Dona, ¿cómo puedo ayudarle? ¿Qué le gustaría ordenar? —digo con una sonrisa.

—Buenos días, señorita, solo quiero un café, nada más —me dice el señor, cuyo aspecto me resulta algo familiar.

—Está bien, se lo traigo enseguida. Con su permiso —digo y me retiro, pero en ese momento, él señor me llama.

—Señorita, disculpe la molestia, me parece conocida, la he visto en alguna parte.— dice amablemente el señor.

—No, señor, nunca la he visto —mentí. Este señor es extraño, ¿por qué me hace esa pregunta?, ¿aunque sí me parece conocido?

—Ah, lo siento, perdón, señorita. Es que me pareció conocerla; hace mucho tiempo conocí a una mujer hermosa, ella trabajaba en este mismo lugar y se llamaba Melinda, pero nunca la volví a ver.

Me quedé helada cuando mencionó el nombre de mi mamá. Hace años que ella trabajaba aquí, pero fue mucho antes de que yo ni siquiera pensara en nacer. Luego, cuando yo nací, tuvo que dejarlo. Estoy asombrada, ese señor debe tener como unos 39 años o algo así.

—Eee..ee yo...—No sé qué decirle. ¿Debería decirle que es mi mamá? O mejor no decir nada, es un desconocido.—No sé de quién me está hablando, señor. Aquí han trabajado muchas personas y apenas conozco el nombre de algunos .

—Bueno, está bien, señorita. No la molesto más —dijo el señor.

Me retiré. Luego le traje su pedido y después de unos minutos se fue y dejó algo escrito en una servilleta.

«Eres igualita a Melinda a tu edad, hija»— dice en la servilleta que dejó el señor que se acaba de irse hace un momento. Me quedo sorprendida.

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Holisss ♡

Ojalá le guste este capítulo(⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)⁠❤
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Chauuu.<3

•Un amor incondicional•(En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora