•Capitulo 35•

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Elena

Qué sueño tan profundo, me despierto con mucho sueño y lo primero que veo es a Pierce.

—¡Ay, me asustaste! —digo sobresaltada.

—Es que soy tan feo —dice cruzando los brazos, algo frustrado.

—Bueno, no tanto, pero acabo de despertar, ¿qué quieres que haga? —me excuso.

—Bueno, está bien —dice—Tu mamá vino.

Me quedo helada.

—¿Qué? —me desespero. ¿Y te vio? —le pregunto.

—No me escondí en tu armario y no me vio, creo que se fue —dice y se sienta en el borde de la cama. Se siente algo extraño estar Pierce y yo aquí en mi habitación solos. Pero no somos nada, esto es algo raro, ¿no? Porque dejé que pasara la noche aquí en mi casa sin decirle nada a mi mamá, y bueno, esto no lo hace cualquier persona, solo una novia, pero ¿qué estás pensando, Elena? Está loca de verdad. Aunque no tanto.—La vi algo triste, ¿pasó algo entre tu madre y tú?— me dice sacándome de mis pensamientos.

—Bueno, sí, ya no confía en mí, sabes, me entristece que no confíe en mí. Es como si se hubiera decepcionado de mí.—digo. Veo a Pierce y solo me queda mirando. Esto es algo extraño porque estaba sin camisa y se veía tan guapo.

¡Ya Elena controlate!

—Ay, manzanita, ¿y todo es culpa mía, no? —me dice.

—Algo —confieso—. Y también por lo de la fiesta. Ya que estas completamente sobrio, te voy a decir que te pasaste, eres un idiota. Me lastimaste a mí y también le dejaste unos moretones a Benja. Además, tomaste, algo que nunca haces, y nunca te habías puesto agresivo que yo sepa. —me cruzo de brazos, algo molesta.

—Manzanita tienes toda la razón se que me pase la verdad es que yo no sé que me pasa cuando te tengo cerca—dice. Y pongo algo nerviosa— Y hay si claro el fue el único con moretones y yo!

—Tú te lo buscaste—le contesté.

—Ay, si yo tengo la culpa de todo.

—Bueno, pero yo no sé por qué te pusiste así si Benja y yo solo somos amigos.

—Tú y yo solo somos amigos—me dice.

Amigos y sigue con eso.
Elena, este juego de amigos-no amigos se está convirtiendo en un ciclo interminable.

—Y en parte es culpa tuya todo lo que pasó—le digo.

—Sí, pero yo lo voy a arreglar todo ¿vale?— me contesta mientras se levanta y se coloca la camisa.

—¿Qué vas a hacer, Pierce? —le pregunto mientras me levanto de la cama y lo veo moverse por todas partes, sin saber qué está buscando y si su teléfono está debajo de la cama.

—Le voy a decir a tu mamá lo que siento por ti —me responde.

¿Cómo? ¿Qué siente por mí? ¿Está enamorado de mí? No puedo creerlo.

—¿Qué?

Pero si acabas de decir que solo somos amigos, no lo entiendo.

—Sí, Manzanita —me dice.

—No, no entiendo, Pierce. Tú me dijiste que no podemos ser nada más que amigos, pero..... —me interrumpe.

—No digas nada, ¿sí? —se acerca a mí y me pongo nerviosa de verdad. Él y yo solos es algo que ni puedo controlar.

—Está bien, tartamudeo.

—Te amo —dice él con una sonrisa muy tierna.

No sé qué está pasando en este momento. El chico que me gusta me está confesando su amor por mí.

•Un amor incondicional•(En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora