•Capitulo 48•

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Pierce Colliens

Ya han transcurrido 24 horas desde que desapareció mi niña. No he dormido desde entonces. Me quedé en casa para acompañar a mi suegra, que estaba igualmente angustiada. Finalmente, se quedó dormida y la tuvimos que llevar a su habitación. Vero tuvo que marcharse y ahora estoy solo con Cristina y Marcos. Son las 6 de la mañana y realmente no puedo soportar más esta situación. Mi padre se puso en contacto con el instituto para informar lo sucedido. Una vez que todo se calme, iremos a recoger el boletín de calificaciones. En estos momentos, no estoy en condiciones de ir a buscar las calificaciones. Prefiero esperar hasta que mi novia sea encontrada.

—Pierce, no vas a dormir, no has dormido nada —me dice Cristina.

—Déjame en paz, ¡sí! —le contesto.

—Hermano, así como estás no vas a poder encontrar a Elena porque no te das una ducha, comes algo y te avisaremos cuando venga la policía.— me insiste Marcos.

—No, no quiero, aquí me voy a quedar.

Dejan de insistir y se van a la cocina. Oigo que alguien baja las escaleras y es mi suegra.

—Pierce, hijo mío, aún no te has ido, ni has dormido, ni comido nada.

—Suegra, es que...

—Nada, ve a bañarte y come algo. Yo voy a preparar el desayuno.

—¿Cómo puede estar tan bien si su hija ha desaparecido?

—Estoy destrozada y quisiera morirme, pero debo ser fuerte. Hazme caso, ve al baño. Está por allí. Ve, ve.

Le hago caso y tomo una ducha. Marcos me hizo el favor de ir a mi casa y buscarme ropa. Me cambié y, al salir, veo la puerta del cuarto de Elena. Entro y noto que su habitación está algo desordenada, con algunos libros tirados por el suelo. Recojo unos que están cerca del cesto de basura y encuentro algo extraño.

¿Qué es esto?

Son papeles muy arrugados y uno dice:

"Te estoy observando."

Otro dice lo mismo, y hay muchos más.

Esto era lo que Elena me había contado, que le enviaban mensajes de ánimo, y este es de Benjamín. El tipo ese le envió una carta en italiano, pero yo la entiendo perfectamente:

Querida Elena, sé que te conocí hace muy poco tiempo, pero la verdad es que me enamoré de ti como un loco. Eres la chica más linda y hermosa que he conocido en mi vida. Eres espectacular. Sé que no sientes lo mismo por mí y lo entiendo. Estás enamorada de Pierce, el chico con el que me peleé por ti. Él te estaba tratando mal y quería defenderte porque eres muy especial para mí.  Sabes una cosa, Elena, lo mejor de este viaje a Nueva York fue conocerte a ti, a los amigos de Cristina. Lo mejor fue que pude conocer una cultura diferente a la mía. Aprendí que no todo tiene que ser perfecto, y que los defectos son lo que nos hace únicos. Eso es algo que me enseñaste tú.

Te amo y sé que no sientes lo mismo por mí; me voy de Nueva York anhelando verte pronto, me iré a Londres. Que seas muy feliz con Pierce, sé que solo soy tu amigo. Cuando quieras venir a Londres, seré tu guía turístico.

Te deseo lo mejor del mundo mundial y que Pierce te haga muy feliz.

Me voy mañana a las 9:00 am a Londres; si quieres despedirte de mí, yo lo sabré agradecer.

Atentamente:

Benjamín Hernández III

•Un amor incondicional•(En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora