•Un amor incondicional•(En Proceso)

•Capitulo 43•

Narrado por Pierce

Me dediqué a recuperar la confianza de Elena y logré que me dijera "Sólo amigos". Sólo a mí se me ocurriría decirle eso y ella me besó. Quedé algo confundido, pero sé que ella me ama.

Después, la vi en la fiesta. Se veía tan hermosa y guapísima con ese vestido rojo pasión. Tan solo recordar ese día me hierve la sangre de tan solo ver a Elena con ese tal Benjamín bailando. Me molestó aún más.

Después de todo, ahora somos novios. Pensé que me iba a decir que no, pero no fue así. Es lo mejor que me ha pasado. Nuestra primera cita fue muy especial con la ayuda de Osvaldo. Me echó una mano para nuestra primera cita. No sabía a quién pedirle ayuda. Si se lo decía a Cristina, se enteraría de todas formas y Verónica también. Gané algunos puntos con las entradas para el concierto de Harry Styles. Lo sé porque me quedé a dormir en casa de Elena y vi un póster de Harry Styles. De ahí deduje que le gustaba su música. Es muy divertido. Conoció a mi papá, pero aún no a mi mamá. Pero eso es otro dilema. Estamos yendo con calma, la verdad. Eso me gusta de ella, es diferente a todas. Desde que la vi en aquel restaurante, vi en su mirada un brillo de sinceridad. Aunque las mentiras no separaron, mi amor por ella, no cambió, más bien se incrementó con el tiempo. Me dolieron las cosas que me dijo pero no la culpo, cayó en las mentiras de Lucrecia, que está demente. Ahora la han suspendido por algo que estoy seguro de que ella no hizo. Elena no es capaz de hacer eso, la conozco muy bien. Todo esto fue un plan de Lucrecia y voy a arreglarlo.

—Bro, ¿me estás escuchando?— me preguntó Marcos, sacándome de mis pensamientos.

—Ah, sí.

—No me estás escuchando. Sólo estabas fingiendo prestarme atención. Sólo piensas en Elena. Y yo, que me parta un rayo.

—No digas eso, Marcos. Es que estoy tratando de ayudar a Elena .

—Sí, ya sé. Pero ¿ya hablaste con tu padre?.

—Aún no. Está en una reunión. Cuando salga, voy a hablar con él.

—Bueno, cambiando de tema, te voy a volver a repetir lo que te estaba diciendo porque no me prestaste atención.

—Bueno, está bien, bro, habla, te voy a prestar atención —le dije y me recuesto en la cama.

—Bueno, lo que te estaba diciendo es que me besé con Cristina.

¡No puede ser! Mi hermano se besó con Cristina.

—¿Cuándo?—le pregunto

—En la fiesta en la casa de Erick.

¡Wow!.

—Está bien, está bien.

—No somos novios. No sé qué pretende ese tal Benjamín. Me cae mal ese tipo.

—En eso estamos de acuerdo, pero Elena me dijo que son amigos desde hace años, desde que Cristina vivía en Londres.

—Ah, bueno.

—Y también es adoptada.

—¿Cómo? Es adoptada. No lo sabía.

—Si Elena me contó que estuvieron investigando y todo, pero su madre biológica es una de las profesoras del instituto.

—¿Qué? No lo puedo creer, hermano. ¡Qué bueno que Cristina es adoptada! Eso es algo muy complicado.

—Sí, la verdad es que sí.

—Sí, pero hablando de locos, te pasaste en la fiesta. Aunque ese tal Benjamín se lo merecía, después tomaste como un loco y nos gritabas. También te fuiste borracho por ahí y no supimos de ti hasta el día siguiente. Si te hubiera pasado algo, como que te atropellara un carro. ¡Quién sabe cómo están las cosas!