Elena
Como todas las mañanas, me levanto y arreglo mi cama para no molestar a mi mamá. Preparo mi desayuno y luego me voy a trabajar y estudiar por las noches. Esa es mi rutina diaria.
Me cepillo los dientes, me arreglo y me pongo ropa cómoda.
—Hija, el desayuno está listo—me avisa mi madre.
Esta vez le tocó a mi mamá hacer el desayuno. Me siento junto a ella y luego comemos.
—Se ve delicioso, mamá.
—Lo hice con mucho amor, para ti, mi niña—dice, dándome un beso en la mejilla.
—Te quiero, mamá.
—¿Vas a ir hoy al restaurante de Don Ernesto? —me pregunta.
—Sí —respondo—tengo que trabajar para ayudarte con los gastos de la casa. Y luego estudio por la noche.
—Está bien, mi niña, pero no dejes los estudios —dice.
—Claro, yo no pienso dejarlos. Te quiero. Se me está haciendo tarde, debo irme —le doy un beso en la frente y me voy.
—Hasta luego —le digo al salir de casa.
—Te quiero, hija. Cuídate mucho —logro escuchar de parte de mi mamá.
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—Buenos días —dije entrando en el restaurante por la parte de atrás donde entran los empleados.
—Muy buenos días mija —dice Don Ernesto— llegando puntual como siempre.
Don Ernesto ha sido muy bueno conmigo, él le dio trabajo a mi mamá cuando yo apenas era una niña muy pequeña. Mi mamá era muy joven cuando yo nací y el señor Ernesto es como un abuelo para mí.
—Sí, cómo siempre Don Ernesto —dije con una sonrisa de oreja a oreja.
—Bueno, a trabajar todos, los clientes no se atienden solos —dijo Don.
Me pongo mi uniforme y salgo a atender a los clientes.
Me dirijo a una de las mesas donde están dos chicos muy guapos, por cierto.
Ay, Elena, deja de pensar tonterías y ponte a trabajar.
—Hola, bienvenidos a La Gran Dona, ¿qué desean pedir?— les pregunto con una sonrisa.
—Ah sí, claro, ya te doy mi orden— dice el chico con una cara poco amigable.
Es antipático, ya me cae mal.
—Yo solo quiero un batido de chocofres, nada más, muñeca— dice el chico mirándome.
— ¡Yo no soy una muñeca de nadie! —dije con algo de enojo.
—Tranquila, muñeca, no te enfades, jaja, solo estoy jugando —dijo él—. ¿Tú qué vas a pedir, bro?.
Este chico está empezando a caerme mal.
—Ah, yo quiero lo mismo que tú, bro —dice el otro chico de cabello azabache, que por cierto es lindo...
Ay, Elena, te gusta él desconocido...
—No —dije en voz alta.
Y el chico de cabello azabache me miró y yo quedé estática.
—¿No qué? —dice él.
Sus ojos son tan hermosos, son verdes como unas esmeraldas, aaaa...
—Ah, no, nada—dije— Ya les traigo sus órdenes.
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•Un amor incondicional•(En Proceso)
Storie d'amore-Te amo- dice él con una sonrisa muy tierna. No sé qué está pasando en este momento. El chico que me gusta me está confesando su amor por mí. -Yoo....-no sé qué decir. -No me contestes ¿sí?-dice- Solo piénsalo y luego me dices. Él se va de mi habit...