•Capitulo 39•

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Elena

Después del almuerzo, Pierce me mostró toda su casa. Es realmente espectacular. Cuando terminamos, me llevó a su habitación.

juñuñuiiiii
no piensen mal sí :)

—¿Te gusta mi habitación? —Preguntó Pierce.

—Es muy linda –dije, observando todo. De repente, vi una foto de alguien.

—¿Eres tú?—Pregunté, señalando la foto.

—Sí, ese era yo cuando era pequeño—dijo Pierce.

—¡Ay, eras tan lindo!—dije, sonriendo.

—¿Entonces soy feo ahora?—Preguntó Pierce, riendo.

—¡Por supuesto que no!—dije.—Eres muy guapo.

Pierce sonrió. –Gracias –dijo.

Ahh

—De nada.

—Jejeje. Tengo muchas y aquí hay muchos álbumes. —dice y busca en un cajón, saca un álbum y me lo da.

—Eso está bien. —digo abriéndolo y observando la foto donde él estaba con sus padres— Oye, Pierce estuvo fino. A ver conocido a tu papá me cayó super bien. —Observo varias fotos de él cuando estaba pequeño.

Ay, qué lindo.

—Me alegro. Sabía que te iba a caer bien.

—Sí... —Cierro el álbum, lo coloco en la mesita y cambio de conversación porque tengo algo atragantado que necesito decirte— Hablando aquí como locos, podemos platicar de algunas cosas. Plis, necesito contarte muchas cosas.

—Sí, ven, siéntate—me indica. Me siento a su lado, pero es que sus ojos son tan lindos que me hipnotizan.

Por favor, cálmate, chica.

—¿Qué me tienes que decir? O empiezo yo, también tengo muchas cosas que contarte.

Bueno, adelante. Deja de pensar antes de que venga alguien y lo arruine todo.

—Te lo voy a decir, de Lucrecia y todo lo que ha pasado.—Decir esto es un gran peso.

—También te hablaré de Lucrecia, pero dime más sobre lo que está pasando.

—Bueno, ¿sabes cómo empezó todo? Primero fue la mentira y luego lo de la foto. Después de eso, me llamaron a la dirección y casi me sancionan o me expulsan por su culpa. Pero gracias a ti y a Vero, eso no pasó— dije desahogándome. Pierce solo me miró y asintió.—Esa está loca, me amenazó de muerte y..... - me interrumpió.

—¿Cómo? ¿Qué Lucrecia te amenazó de muerte? Pero ¿cuándo fue eso? ¿Por qué no me dijiste? —se exaltó y se puso algo molesto, pero no conmigo.

Pues algo así

—Bueno, yo iba a decírtelo, pero se me olvidó y pasó todo, y decidí alejarme de ti por esa loca, pero yo no le tenía miedo y sé defenderme muy bien —me excusé.

—Okey, ¿cómo se te fue a olvidar? Esto es muy grave. Sí, sé que sabes defenderte y todo, pero lo que me estás diciendo es muy grave. ¿En serio Lucrecia te amenazó?

No me crees,
idiota.

—¿No me crees, verdad?—digo algo seria.

—Claro que sí te creo, ¿cómo no te voy a creer? Sería un loco. Sé que Lucrecia está desquiciada y sería capaz de todo, pero si te hace daño, me va a conocer.

•Un amor incondicional•(En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora