Marcados

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Los dos se quedaron envueltos en batines de algodón. Kiara usó la computadora de Nikolay para revisar su correo electrónico y poner los pies en la tierra por algunos minutos.

Por otro lado, Nikolay se recostó en la cama, cansado por los constantes cambios en su horario y cayó rendido en un profundo sueño hasta que alguien llamó a la puerta y les alertó que no estaban solos.

—Yo abro —dijo él y se levantó a duras penas de la cama.

Desde el escritorio, ella lo observó con el ceño arrugado y sintió tristeza de verlo tan cansado.

—Te traje lo que me pediste —dijo Cole al otro lado de la puerta.

—Pasa, Cole —pidió Nikolay y abrió la puerta para que su hombre de confianza ingresara.

Nikolay le ayudó a cargar las bolsas y cajas.

—Buenas tardes —saludó Cole cuando estuvo dentro de la calmosa habitación.

Kiara se asustó cuando lo escuchó hablar en español y se cerró el batín hasta el cuello, asustada por su dominante y misteriosa presencia. El hombre tenía tatuajes en toda la piel y, a pesar de que era delgado, los músculos se le marcaban por debajo de la camiseta, evidenciando a un hombre fuerte y rudo.

—Ella solo habla en español —dijo Nik y miró a Kiara con dulzura. Cole asintió obediente—. Se llama Kiara Cruz y no vas a quitarle un ojo en toda la noche —exigió Nik y Cole le miró con el ceño apretado en cuanto oyó su apellido—. Kiara no es alérgica a ningún alimento ni medicamento. Es A positivo.

Kiara le miró con preocupación. Ni siquiera ella conocía su tipo de sangre.

—Soy Cole —dijo él y se acercó a Kiara con seguridad.

—Hola, Cole —saludó ella y estiró su mano para sellar ese saludo tan especial.

—Kiara, escúchame bien, amor —pidió tomándola por los hombros. Cole los miró a los dos con grandes ojos—. Cole es mi mano derecha, y ahora es tu mano izquierda. No puedes alejarte de él y él no se alejará de ti —indicó y ella miró a los dos hombres con atención—. Afuera encontraremos muchísimos invitados y...

—Ciento cuarenta y dos invitados, para ser exactos —interrumpió Cole y Nik le miró con horror—. Bárbara —dijo y rodó los ojos.

Kiara notó su fastidio hacia la mujer y sintió que podrían ser buenos amigos.

—Afuera vamos a encontrarnos con muchos invitados y a algunos de ellos, yo no les agrado —reveló sincero—. Cole se encargará de que nada malo ocurra contigo, porque, esta noche, quieras o no, todos esos ojos estarán sobre ti.

—Así es —afirmó Cole.

Kiara se sintió incómoda con dicha decisión. No era que le molestara Cole, pero le fastidiaba la idea de no estar junto a Nikolay.

—¿Y tú? —preguntó ella, preocupada—. ¿Dónde estarás tú?

Nikolay suspiró ante sus preguntas y creyó que se había equivocado al llevar a Kiara allí, a la cuna del horror.

—Tengo negocios que atender —respondió y Cole entrecerró los ojos—. No te voy a dejar sola toda la noche, pero sí durante la fiesta.

—Está bien —aceptó ella y miró a Cole, implorándole con la mirada.

Él le sonrió afable.

—Cole, vas a presentar a Kiara como mi novia —exigió y a Kiara el mundo le dio vueltas.

Estaba atónita. También fue desconcertante para Cole, quien se quedó sorprendido y boquiabierto.

—Sí —dijo después, cuando Popov alzó las cejas para invitarlo a responder—. Kiara Cruz, tu novia. Sin alergias y A positivo —repitió él con seguridad.

Nikolay se sintió seguro y aliviado de entender que Kiara no estaría sola, sino, con su hombre de confianza.

Cuando Cole se marchó y Nik cerró la puerta, ella le preguntó:

—¿Novia?

—Novia —confirmó él desde la puerta—. ¿No te gusta la idea? —preguntó. Ella abrió la boca para responder, pero él se adelantó y dijo—: Soy soltero, tú eres soltera; tenemos una química increíble y hemos podido disfrutar de muchas cosas juntos.

Kiara se sonrojó y le miró a los ojos con timidez. La verdad era que no sabía cómo responder o cómo refutar a aquello. Tampoco quería hacerlo, le gustaba la idea de ser su novia, pero se sentía confundida.

—Prefiero novia antes que "Sugar baby" —dijo riéndose—, pero ¿seré tu novia esta noche o...?

No pudo continuar, le dolía la idea de recibir una respuesta negativa y de convertirse en la "novia" de una noche, la "novia" de mentira.

—¿Esta noche? —preguntó él y negó—. Serás mi novia esta noche y todas las siguientes —agregó decidido y se acercó para abrazarla.

Tras eso, se dispusieron a prepararse para la fiesta. No tenían mucho tiempo y tuvieron que apresurarse.

—Podríamos no ir a la fiesta —insinuó él cuando la vio arreglada—. Podríamos quedarnos en la cama toda la noche —susurró en su oreja y ella cerró los ojos para dejarse llevar por sus caricias.

Nikolay la besó con descaro. Se olvidó que vestía elegante y le acarició todo el cuerpo con frescura.

No pudo contenerse y tuvo que penetrarla. Le enloquecía su belleza.

—Nikolay, voy a estar mojada en la fiesta —protestó ella.

Pero sus palabras de reproche no tenían sentido. Ella disfrutaba de cada embestida con los ojos cerrados.

—Te estoy marcando —dijo él y le pellizcó una nalga con fuerza.

—Yo también te tengo que marcar —dijo ella, atrevidas—. Afuera está tu loca exnovia y no quiero que se atreva a tocarte, ¡ni siquiera a mirarte! —exigió ruda.

Nikolay esbozó una mueca de satisfacción y la tomó por el cuello para besarla con profundidad en la boca. Follaron montados sobre el lavabo.

Cuando terminaron, se descubrieron exasperados y muy temblorosos.

Supieron que la fiesta había comenzado cuando música estridente los acompañó.

Kiara se vistió con un ajustado jumpsuit color vino. La prenda realzaba su figura con sensualidad y la hacía lucir como una muñeca de apretada cintura y caderas bien proporcionadas.

La espalda era descubierta y un grueso lazo caía sobre sus glúteos, concediéndole seducción a toda la parte trasera de su cuerpo. Las piernas eran abiertas hasta la cadera y cuando caminaba, los muslos torneados aparecían para llamar la atención.

Nikolay se quedó boquiabierto cuando la vio y resopló complicado. Le encantaba lo que veía, pero estaba seguro de que atraería unas cuantas miradas, y tal vez las incorrectas.

—Estoy lista —dijo ella.

—Estás hermosa —dijo, levantándose de la cama para recibirla gustoso.

Metió su mano en el interior de su saco y le enseñó una caja negra con una juguetona sonrisa. La abrió ante sus ojos y le mostró un par de aretes de argolla y una gargantilla que Kiara miró con enamoramiento.

Le acomodó la gargantilla con suavidad alrededor del cuello y tomó la cadena brillante para acomodarla por su espalda.

Le besó el hombro descubierto con los ojos cerrados y le ofreció su mano para ir juntos a la fiesta de compromiso de su hermano y su exnovia.

Nikolay abrió la puerta con prisa y caminaron por el lugar con seguridad; iban cogidos de las manos y muy sonrientes.

Hasta ese momento, se sentían invencibles y estaban seguros de que saldrían victoriosos de ese momento tan inhumano.

El mejor compradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora