Amenaza

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No tuvieron que avanzar mucho para encontrarse con Cole y una animosa fiesta.

Kiara se vio embelesada por la belleza de su entorno. Los pisos blancos irradiaban luz resplandeciente hacia el cielo. Las estrellas se dibujaban en todo su entorno y el mar tempestuoso se sacudía frente a ellos.

Nikolay apretó con más fuerza su mano cuando vio a su madre. Ella ni siquiera se inmutó cuando los vio juntos.

Él guio a Kiara hacia donde sus padres se hallaban, en compañía de un par de guardias. Era la hora de la verdad y aunque a él le habría encantado evitar un choque tan directo, sabía que no tenía otra alternativa.

Además, no era muy propio de él esconderse.

En el camino ella miró a todos lados con grandes ojos. Quiso disimular, pero no pudo ocultar sus sospechas cuando notó que todo el recinto estaba repleto de hombres armados.

Demasiados guardaespaldas para tratarse de una familia normal.

—Madre —dijo Nikolay y se estiró para besarla en la mejilla. La mujer le dirigió la mirada a Kiara solo cuando su hijo lo hizo—. Ella es Kiara Cruz, mi novia —la presentó con valentía.

A la madre de Popov se le notó su descontento con la noticia en el rostro.

—Mucho gusto —dijo Kiara en español y sonrió afable.

—¿Cruz? —preguntó la mujer con un excelente español y alzó una ceja cuando no pudo reconocerla.

Ella bien conocía a la familia Cruz y Kiara no era una Cruz. A menos que Nikolay quisiera fastidiarla de alguna forma.

Ella se sintió terrible en ese momento, nunca nadie la había mirado así.

—Mi madre nació en Italia, pero vivió once años en Colombia —le dijo Nikolay a Kiara y la mujer le miró sonriente.

La sonrisa más falsa de todas.

—¿En serio? —preguntó Kiara y se rio—. Mi madre también —dijo y la mujer abrió grandes ojos cuando la escuchó—. ¡Mi madre también es de Colombia! —exclamó ella, inocente.

La madre de Nikolay miró a Kiara con desconfianza, y tras entender lo que estaba ocurriendo, fijó sus ojos profundos en Nikolay.

Era claro que la estaba desafiando, aun así, cogió la mano de la muchacha y le dio un par de palmaditas.

Kiara no entendió muy bien de que se trataban sus palmadas. Era la aprobación de Salomé Antoniou, la esposa del Pakhan.

Desde la distancia, Nina Popov vio a su hermano muy bien acompañado y se impacientó cuando quiso conocer la verdad.

—¡Nikolay! —chilló Nina.

Nik y Kiara voltearon para mirar a la mujer.

Nina lucía un ajustado vestido negro que mostraba más de la cuenta y unos tacones que Kiara jamás iba a olvidar. Una serpiente envolvía todo su tobillo.

Kiara le miró los pies con grandes ojos por largos segundos y no se dio cuenta que estaba siendo descortés.

—Kiara... —llamó él y tocó el mentón de la joven para despertarla del mundo en el que estaba perdida. La joven miró al frente con las mejillas rojas—. Kiara Cruz, Nina; Nina, Kiara —presentó y las miró a las dos con una sonrisa—. Nina es mi hermana y Kiara es mi novia.

—¡¿Novia?! —preguntó la mujer, hablando en ruso y se espantó ante esa noticia tan repentina—. Creí que habías decidido quedarte soltero hasta envejecer —bromeó y tomó a Kiara por los hombros para besarla con rudeza en las mejillas.

El mejor compradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora