Kiara gruñó rabiosa cuando vio su mensaje y no aguantó más, se subió el vestido con prisa hasta la cintura y se bajó las bragas hasta las rodillas, encontrando alivio inmediato a esas nuevas e intensas sensaciones que le acariciaban toda la pelvis y la profundidad de su abdomen bajo.
La balita continuó vibrando y la joven la tocó con los dedos para comprobar la intensidad. Apenas la palpó y se sintió más confundida aún.
Respiró entrecortado algunos segundos, conforme intentó hallar calma al temblor que tenía en las piernas, las que se le sacudían de lado a lado.
Se secó el sudor con un poco de papel. Quiso orinar, pero estaba tan excitada que no lo consiguió; todo se complicó más cuando él la llamó.
Contestó con la respiración entrecortada y con los ojos cerrados.
—Quiero que pidas una ensalada de apio y perejil, que la bañes en limón y te la comas antes que cualquier otra cosa —exigió él a través de la línea, marcando bien cada palabra y rugiendo excitado—. ¿Kiara? —preguntó cuándo solo la escuchó jadear.
—¡No puedo orinar! —sollozó ella, confundida con todo lo que sentía.
Nikolay se rio con su tono varonil y se sintió satisfecho de haber descubierto algo nuevo en ella.
A la jovencita, la risa del hombre le hizo peor, causó un efecto en cadena que la obligó a apretar las piernas y a juntar las rodillas.
—Felicidades —respondió.
Kiara rezongó colérica.
—¿Cómo qué felicidades? —preguntó exaltada.
Nikolay apretó los labios y tuvo paciencia. Le gustaba tenerla, sobre todo con ella.
—Tu proceso de vasocongestión está trabajando muy intensamente —explicó sonriente.
Ya quería llegar y probarla completa. Anhelaba ver ese coño hinchado y enrojecido.
—¿Mi vaso qué? —examinó ella, ignorante.
Nikolay se rio otra vez, originando daños irremediables en todo su cuerpo.
—La vasocongestión se refiere a que los órganos y tejidos involucrados en la respuesta sexual reciben más sangre —explicó paciente. La joven no dijo nada—. Esto nos indica, querida Kiara, que sí te excitas y que sí sientes.
—¿Cómo sabes todo eso? —investigó ella con dulce voz.
Voz que él le paralizó.
—Es a lo que me dedico, belleza —contestó sincero—. Ahora, bebé, vas a salir de allí, con La balita en el coño y elegirás una mesa junto a la ventana —exigió rudo. Ella no se atrevió a negarse a nada—. Vas a pedir una ensalada de apio y perejil y la bañarás en limón. Puedes pedir cualquier tipo de marisco del menú y para finalizar, pedirás una piña y te la vas a comer toda —continuó exigente. Kiara solo le dedicó un suave y obediente "sí" por la línea—. Pregúntame porqué debes comer eso.
Kiara tartamudeó confundida. Para ella todo era normal. Una ensalada más del montón y bastante corriente a su parecer.
—¿Por qué debo comer eso? —preguntó justo como él se lo había pedido.
—¿Eso qué? —fastidió provocador.
Kiara pasó saliva, ansiosa por su rigidez.
—¿Por qué debo comer eso, amor? —preguntó dulce y paciente.
Al otro lado de la línea, Nikolay se cruzó de piernas de forma masculina y con disimulo se tocó el miembro duro que tenía entre las piernas, el que encubría con la gruesa gabardina que llevaba encima.
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El mejor comprador
Mystery / ThrillerFascinante, letal y perspicaz, Nikolay Popov es un demonio ruso que viste trajes de caballero para ocultar la oscuridad que lo rodea y la sangre que ensucia sus manos. De moral cuestionable y un pasado tempestuoso, llega a la vida de Kiara con un ú...