¿Estarías dispuesta a ir a una subasta fuera de lo común?
¿Serías capaz de subastar tu cuerpo solo por un beneficio económico?
¿Qué serías capaz de hacer por salvar a tus padres?
Atención: Contenido Adulto ( escenas explicitas sexuales, agresión fís...
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—¡Tienes que estar jugando! — exclamó incrédulo Chris.
—No, no estoy jugando — respondí sonriendo — lo haré.
Suspira — ¿Y que le dijiste a tus padres? — pregunta ya resignado.
Sonreí — Que me quedaría contigo unos días, así que ya sabes — digo sería.
Rió — Eres una perra astuta, bien, veremos que invento para cuando llame tu mamá.
Rodee los ojos. — No le respondas.
—Avísame cuánto tiempo estarán, y ¿qué piensas hacer? Es una locura lo que estás haciendo, pero confío en ti, por favor mantente a salvo — su lado sobreprotector sale a flote.
—Lo haré, no te preocupes— digo convencida — nos mantenemos en contacto — me despido.
—Cuídate mucho chiquilla — pide y yo cuelgo.
Parqueo el auto y veo mi iphone, aún es temprano he venido con antelación por miedo a perderme en el camino, ya que es por la parte de atrás del aeropuerto internacional, y el tráfico es una mierda en este lugar. Apago el auto y salgo de este, de todos modos, faltan quince minutos, el jet está encendido pero no hay nadie alrededor, observo por todos lados.
No sabía si sería buena idea llamarla, pero supongo que ya debería de estar aquí.
—Llegaste temprano — habla a mis espaldas y volteo a verla.
Aún el sol no se ocultaba aunque ya eran las seis de la tarde, el horario de verano es una mierda, se había amarrado el cabello y llevaba puestas unas gafas de sol, en su mano un portafolio y había dos hombres detrás de ella.
—Si, el tráfico es horrible por aquí — hablé y asintió.
—Bien, entonces vamos — dijo caminando delante de mí, suspiré.
La seguí de cerca, era extraño no verla con Taylor. Los cuatro entramos a su avión privado.
—¿Y Taylor? — pregunté al incorporarme en el asiento.
—Ella no viaja conmigo, ella viajó desde temprano, nos está esperando en el hotel— habla y observa a los dos hombres uniformados que caminan hacia atrás, dejándonos solas — entonces, ¿en dónde nos quedamos? — pregunta viéndome curiosa.
Sonreí divertida y negué, hará que se lo diga de nuevo.
—Bueno, en realidad yo solo trataba de buscar una excusa para verla de nuevo — digo con mas confianza.
Asiente y de repente aparece uno de sus guardaespaldas con dos copas de champagne, le entrega una y luego me da la otra.
—Entiendo el punto — dice y toma un sorbo de su copa, sus labios acarician delicadamente la copa de cristal y sus dedos se deslizan por el delgado tallo de la copa — y tienes que confiar demasiado en mi, no pensé que vinieras — me da una media sonrisa maliciosa.
