¿Estarías dispuesta a ir a una subasta fuera de lo común?
¿Serías capaz de subastar tu cuerpo solo por un beneficio económico?
¿Qué serías capaz de hacer por salvar a tus padres?
Atención: Contenido Adulto ( escenas explicitas sexuales, agresión fís...
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—Definitivamente tener una hermana chef es grandioso — habla mi hermana mientras come el desayuno que le preparé.
—Bueno, pues no te acostumbres — tomé la toalla y limpie mis manos.
Terminé de servir café y tomé asiento, teníamos mucho tiempo de no compartir juntas, las dos éramos mujeres adultas y ella sin duda alguna se había convertido en una hermosa mujer.
—Me sorprende mucho que hayas regresado, aunque me gusta, te extrañaba un poco — me sonrió.
—También yo, aunque era bueno verlos en Francia, no hay nada como estar cerca — sonreí.
—Mamá está feliz, no sé si habló contigo, pero la está pasando genial en Hawái junto a mi padre.
No lo sabía, porque estaba ocupada en mi restaurante y creando nuevas recetas, terminando de adornar mi departamento y poniendo todo en regla. Además habían cosas que ellos se negaban en responder, y de un tiempo para ahora tenían más solvencia económica.
—No he hablado con ellos, pero me alegra. ¿Qué tal te está yendo en la universidad?
Me miró pensativa — Pues ni bien ni mal, pero estoy contenta con lo que estoy logrando, además ya sabes siempre hay diversión— me miró.
Ambas desayunamos en silencio y lo agradecía, no había mucho de qué hablar, nos habíamos alejado aunque nos queríamos, la confianza entre nosotras era sostenida por hilos delgados. Aunque el amor no había cambiado, cada una había tomado un rumbo diferente y no está mal, nuestra relación sigue siendo buena.
—¿Piensas quedarte en casa de mis padres? — pregunté sin verla mientras fregaba los platos.
—Pensaba que podría quedarme contigo, para volver a familiarizarnos y ponernos al día — no respondí, aunque me alegra mucho — pero si consideras que estoy invadiendo tu espacio...
—No para nada, hay una habitación extra, me vendría bien tener compañía y que estés a mi lado.
—La cena de tu cumpleaños fue grandiosa, no pensé que fueses tan buena cocinando — su sinceridad me gustaba — me dejaste con la boca abierta.
Reí — Bueno, tienes la suerte que seas mi hermana y podrás probar mi comida cada vez que quieras — terminé de fregar y seque mis manos.
—¿Vas a salir? — me pregunta y vuelvo a verla, esta tirada en el sofá con su iPhone.
—Si, tengo cosas que hacer, pero regreso por la noche para hacerte algo de comer, puedes desempacar — hablé.
Eché un vistazo al espejo antes de marcharme, iba cómoda con un vestido veraniego, unos zapatos deportivos y mi bolso.
Al subir a mi auto puse música y busqué mis gafas de sol, hacía un poco de calor, como siempre, Miami siempre había sol y la brisa veraniega. Pero no se podía negar la belleza, las playas, los paisajes.
