¿Estarías dispuesta a ir a una subasta fuera de lo común?
¿Serías capaz de subastar tu cuerpo solo por un beneficio económico?
¿Qué serías capaz de hacer por salvar a tus padres?
Atención: Contenido Adulto ( escenas explicitas sexuales, agresión fís...
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Taylor me observaba curiosa, ya que los cuatro estábamos en el jardín, Selena estaba jugando con Daniel y sus carros de control remoto.
La incomodidad que sentía ahora es abismal, entre las miradas curiosas y el ceño levemente fruncido de la rubia me ponía nerviosa.
—Me disculpo por lo de hace un rato — se atrevió a hablar.
Sentí como el calor de mis mejillas subían, me aclaré la garganta y negué — No hace falta — no quería que siguiera hablando, no hace falta, ya no siga por favor.
—Estaba preocupada por Selena, no contestaba su teléfono y no llegó a la reunión matutina, por eso me atreví a venir a su casa — me mira sin expresión en su rostro y yo asiento.
Me sentía avergonzada —Está bien — insegura respondí ya que deseaba que parara.
—Así que al final no eras hermana de Harry, sino una de sus conquistas — murmuró frunciendo el ceño, como si aquello le molestara más que otra cosa.
La observé curiosa — No soy una de sus conquistas — me apresuré a responder a la defensiva frunciendo el ceño.
Ella me mira arqueando una ceja — ¿Ya eres su novia? — me cuestiona.
Estaba a punto de responder pero la castaña abraza a la rubia por detrás. — No la atosigues Taylor — le sonríe pero es más como una advertencia suavizada.
Taylor la mira molesta — ¿Cuando pensabas en decírmelo?, siempre haces lo mismo — se quejó.
Rodo los ojos —Taylor, tal parece que eres la esposa celosa, ¿eres la esposa celosa? — pregunta divertida.
La rubia la golpea suave — Incluso Dani las vio — negó.
Selena levanta sus manos — Eso si no es culpa mía, el entro y nos vio — dijo desligándose de culpa.
Se separó de Taylor y se encaminó hacia a mi, dándome un beso en la mejilla y me susurró en el oído — Tranquila, no le hagas caso.
—Estaba preocupada — le dice Taylor.
Selena aún sigue mirándome y une sus labios con los míos en un casto beso, parecía que aquello le había importado poco.
—Lo entiendo Tay, lo lamento, ya sabes que a veces puedo ser muy desinteresada — se encoge de hombros sin girar a verla.
Se incorpora a mi costado y Taylor niega viéndonos.
—En fin, ya que vine hasta acá, hablemos de trabajo — dice seria.
