¿Estarías dispuesta a ir a una subasta fuera de lo común?
¿Serías capaz de subastar tu cuerpo solo por un beneficio económico?
¿Qué serías capaz de hacer por salvar a tus padres?
Atención: Contenido Adulto ( escenas explicitas sexuales, agresión fís...
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Llevábamos toda la semana ignorándonos y lo que más me molestaba a este punto es la serenidad en la que se mantenía.
Quizás solo me hubiese bastando que insistiera un poco, me hubiese bastado con que me rogara un poquito, pero que me ignorara, logró que me enojara mas, no sé si nos estamos torturando ambas, ninguna de las dos dormimos bien y lo sé, pero a este punto no puedo dar mi brazo a torcer.
—Rosie, necesito que le digas al señor Park, que el señor Lee necesita hablar con el — asentí.
—El abogado Park no ha regresado del juzgado, ¿por que no le llama por teléfono? — pregunté viendola obvia y quizás irritada.
No tengo porque desquitarme con nadie, pero estoy irritada todo el tiempo y de mal humor.
Me mira un poco sorprendida y golpea repetidas veces el escritorio con sus dedos, que molesto.
—Lo hizo, pero no le contesta — respondió de mala gana.
Deje escapar el aire de mi boca — Bien, yo trataré de comunicarme con él — la mire por unos segundos — lamento haberte hablado así Lily — acaricie mi frente y asiente.
—Da igual, nos vemos luego — se encogió de hombros y se fue sin esperar mi respuesta.
¡Dios!, estoy arruinando todo a mi alrededor por mis emociones, carajo Selena, vete a la mierda, te odio en este momento.
Busqué el número de Louis para llamarlo desde la línea de la oficina y era cierto, mandaba las llamadas al buzón, que mierda trabajar con un hombre que le importa una mierda los problemas de su propios colegas, clientes y trabajadores, colgue casi tirando el teléfono, con toda la razón del mundo se quedaba sin secretaria.
—El pobre teléfono no tiene la culpa — levanto la vista y miro a Leonardo quien traía varios folder llenos de papeles y en su brazo colgando su portafolio.
Lo miré apenada, últimamente solo me ha visto enojada y he sido grosera.
—Supongo, ¿en que puedo ayudarlo señor Gonzales? — traté de sonreír.
—A mi — trató de auto señalarse y mirando a los alrededores — en nada, pero lamento mucho todo — me mira y yo tambien lo veo.
—Si, no tenía idea que los abogados se mentían en casos que estaban casi perdidos — negué y soltó una risa divertida.
—Si bueno, mientras haya una probabilidad de ganar, se debe luchar — sus ojos brillaban al hablar de esto. Ambos guardamos silencio y era lo más incómodo del mundo, porque no se movía y yo no podía regresar a mi trabajo — me preguntaba...— ladee la cabeza al escucharlo.
—¿Qué? — pregunté curiosa y confundida.
—¿Te gustaría ir a cenar conmigo?, digo tire tu café y aún me siento culpable — reí.
