Yibo redujo su velocidad en la cinta de correr para tomar la toalla e hidratarse. Como era de costumbre se había reunido con sus amigos a primera hora... Tanto Jae como Luhan estaban a su lado.
Aunque había tratado de despejar su mente de todo lo que podía estar sucediendo y los pensamientos divergentes sobre la situación con su marido. La realidad es que distaba mucho de eso y sus amigos podían notarlo. El doncel era un poco más alegre, al menos con las personas cercanas.
— ¿Aun no le hablas? — Preguntó Jae.
— No, y no pienso hacerlo...
— Yo tampoco lo haría. Es que no puedo creer que te haya dicho eso.— Dijo Luhan poniéndose en la situación de su amigo.
— Es muy humillante. Nunca me ha dicho algo así en sus cinco sentidos, pero... dicen que los borrachos dicen la verdad. — Aceleró el ritmo a medida que su frustración tambien aumentaba a la vez que recordaba el último momento en que había dirigido la palabra a Zhao Ling.
— ¿Y entonces su relación está terminada? ¿O que piensas hacer?
El joven doncel sintió una presión en su pecho.
¿Era así como iban a terminar?
— No... — Suspiró. — Ya no sé.
Cuando se casó con Zhao Ling tenía tantos sueños e ilusiones de poder envejecer con el... Y ahora todo parecía pasar demasiado lento frente a sus ojos. Sintió que las lágrimas picaban por salir en cualquier momento.
El era fiel a su compromiso y leal. Para el su matrimonio era para toda la vida y todo tenía arreglo si las dos partes hacían lo que tenían que hacer... Sin embargo. Desconocía a Zhao Ling y el futuro de ensueño se veía muy borroso ahora.
— Todavía tengo la esperanza.
Su voz salió tan apagada. Yibo dejó de correr y enseguida Luhan y Jae pusieron su mano sobre la espalda.
— Señor Wang.
Uno de los empleados se acercó a los tres donceles.
— ¿Sí?
Yibo se volvió hacia el joven sin poder ocultar sus ojos enrojecidos.
— Lamento molestarlo, pero debo decirle que sus métodos de pago han rebotado...
El doncel frunció el ceño. — Tiene que haber algún error.
— ¿Podría acompañarme a la recepción?
— Solo déjeme pasar por mi billetera.
— Por supuesto.
***
Para cuando Jae y Luhan llegaron a la recepción. Yibo había pasado su tercera tarjeta.
— Lo siento. No funciona tampoco.
El doncel trago entero.
— Tiene que haber algún error.
— Intente con la mía. — Jae y Luhan estiraron sus tarjetas casi al mismo tiempo.
— ¿Cómo creen que voy a dejar que paguen por mí?
— Relájate... — Luhan sonrió levemente. — Después me pagas o lo que sea.
El empleado ingreso la información.
— Perfecto.
La esperanza que Yibo tenía de que hubiera algún error con el datafono se fue por un tubo.
— Llamaré al banco y solucionare el problema. — le señaló a sus amigos.
— No te preocupes.
En el automóvil después de más de 10 minutos de espera en la línea de asistencia bancaria, el personal finalmente le confirmo lo temido.
— Sus tarjetas han sido canceladas por el titular de la cuenta.
Yibo no tuvo que escuchar nada más.
Sus manos empezaron a temblar.
— ¿Por qué Zhao Ling le estaba haciendo esto?