Capítulo 8

752 62 0
                                    

Capítulo 8

Erika

Dos días, solo me quedan dos días para resolver mi problema y lo único en que puedo pensar es en el hecho de que me he jugado todo al huir con un hombre del cual solo conozco su nombre y que ni siquiera tengo claro de a donde nos dirigimos. Mi mente se encuentra recapitulando las ultimas horas como si fuera una película de terror, ya que soy consciente de que si no hubiese sido por Esteban y su repentina y sorpresiva intervención, probablemente estaría en un tipo de secuestro orquestado por Mike.

Esteban se mantiene en silencio durante el viaje, cosa que agradezco en un inicio pero que al pasar de unos treinta minutos me empieza a poner ansiosa, ya que no me ha dicho a donde me está llevando y parece perdido en sus pensamientos con gesto de preocupación en su rostro escultural.

Me animo a romper el silencio primero.

- Emm ¿podrías decirme a donde vamos? – le digo mirando de reojo con una sutil sonrisa tratando de no mostrar mi preocupación y desconfianza. El parece salir de su piloto automático al escucharme.

- No te preocupes, tu situación no podría empeorar más, así que confía en que te estoy llevando a un lugar seguro – dice forzando una sonrisa sin dejar de mirar a la carretera – Erika, no quiero entrometerme demasiado... - ya lo hizo - pero ¿Qué hiciste para que un maniaco te esté cazando? – pregunta de repente, haciendo que lo voltee a ver mientras pienso con seriedad la respuesta a eso.

En realidad, ni yo misma tengo claro eso, nunca tuve problemas como este antes.

- No lo sé, por lo que me dijo cuando me retuvo, mi error fue... no tener a nadie con quien contar – digo lo último procurando no dar lastima, solo que es la única conclusión a la que se puede llegar al ver que Mike lo recalca cada que puede. Mi soledad fue lo que le dio poder sobre mí. – nunca fue un problema para mí, solo supongo que me topé con la persona equivocada.

El solo asiente y continúa manejando en silencio después de escuchar mi respuesta para minutos después aparcar en un patio sencillo pero enorme y cerca se puede ver una casa grande, nada sencilla pero tampoco llama la atención en cuanto a colores se refiere, solo en estructura, la cual por la oscuridad y la distancia no detallo muy bien.

Esteban baja rápidamente del auto y yo me apresuro para seguirle el paso, pero antes de hacer algo más, el me abre la puerta de mi lado ofreciéndome su mano para bajar. Dicho gesto me sorprende al no estar acostumbrada, por lo que solo sonrío sutilmente aceptando su ayuda al bajar sintiendo inmediatamente el frio del lugar en mis piernas descubiertas por la falda. Es difícil adivinar lo que piensa, su rostro es tan duro, pero sus acciones me llevan a pensar que es buena persona.

Me dirige a la casa que vi anteriormente y yo lo sigo con curiosidad ¿Qué es lo peor que puede pasar? Igual ya estoy amenazada de secuestro por otro lado.

- Tienes mucho que explicar – me dice al llegar a la puerta que abre mientras me invita a pasar. Yo trago saliva nerviosa por lo que dijo y la seriedad con al que lo dijo.

El enciende las luces y veo lo enorme que es este lugar, también lo lujoso que es, dejándome saber que no es un cualquiera, es alguien con poder y dinero probablemente. El lugar no se ve como el típico hogar que me imagino en un millonario o lo que sea el, es bastante hogareño, pero se ve el dinero por cada rincón de sus pertenencias, sin dejar de ser acogedor y rustico. El enciende la chimenea que tiene en su sala y se sienta con duerma en el sillón. Me indica que haga lo mismo justo en el mueble en frente de él, a lo que obedezco ya que estar cerca del fuego es algo que realmente necesito. Froto mis manos para calentarlas y las pongo al fuego sintiendo su mirada sobre mí.

ATADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora