Capítulo 16

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Richard

Tal como me indicó Esteban, me he estado encargando desde el segundo en que el y su nueva esposa se casaron de esparcir la notica por varios medios. Llamada tras llamada he atendido de la prensa que están inquietos por confirmar la noticia e incluso están expectantes por ver a él joven que no es captado en cámara o visto en lugares públicos desde hace ya varios años. Esteban se encargó de alejar a todo y a todos para aislarse en su burbuja, nunca estuve del todo de acuerdo, pero al ser su mano derecha no pude objetar. Además, se que tiene sus razones y fue su forma de lidiar con el dolor que carga desde hace varios años, por eso me sorprendí al verlo hoy en su matrimonio, tenia algo diferente en su animo y semblante.

Cuelgo la última llamada del día y cierro el portátil en cima de mis piernas para posarlo en la mesa de noche que está al lado de mi cama. Me levanto para estirar el cuerpo, llevo casi todo el día con tensión debido las locuras de ese muchacho, le pedí que se casara para solucionar ese asunto y se viera más beneficiado económicamente el que cualquiera que fuese la familia con la que se uniría, pero debí verlo venir, el presionarlo tanto solo lo lanzó a tomar medidas radicales y a su manera. Siempre ha sido así, el tiempo lo ha calmado un poco, pero sigue estando dentro de si ese adolescente rebelde y autoritario que creía que todo lo podía hacer cuando y como quisiera, incluso si pasaba por encima de otras personas.

Su cambio fue drástico, pero incluso con la soledad que implicó dicho cambio, ha sido bueno que se haya convertido en un hombre responsable e independiente de todos, menos de mi claro está. La insistencia de una esposa también se debía a esto, quería que tuviese a alguien que le haga compañía, incluso si no se amaban simplemente que el ya no cargue con ese sentimiento que lo atormenta. Se que le cuesta dormir por las noches y aunque ya no se refugia en el alcohol, se que es duro para el no poder tener paz y refugiarse en el sueño como lo hacia antes del accidente de sus padres.

Decido bajar a tomarme un whisky fumar en mi jardín para apagar recuerdos que nunca dejan de ir y venir acerca de esa familia que llegué a considerar como mía.

Doy la primera calada a mi cigarro y vuelvo a el momento en que vi hoy a esa joven, a Erika. La escaneé rápidamente para saber si era una aprovechada roba fortunas que con un amarre o algún tipo de brujería consiguió atrapar a el terco de Esteban, pero en cuanto identifique ese vestido que tenia puesto tuve la seguridad de que sea cual sea la razón que impulsó a mi muchacho para estar seguro de querer estar toda la vida al lado de ella debe ser buena, ya que el no sería capaz de abrir el baúl de los recuerdos y darle esa prenda tan especial para el a una mujer cualquiera o alguien que no valiese la pena o que solo viera como un negocio.

La sencilles con la que lucia ese vestido en aquella joven me trajo un buen presentimiento acerca de ella, pensé que me sentiría asqueado de ver que le diera tal tesoro perteneciente a la difunta Estela a una aparecida, pero por el contrario, cuando me despedí de ellos y los observé con el atardecer y con esa confianza mesclada con nervios por lo que acaban de hacer, no pude evitar soltar una risa y huir de ahí para que no vieran mis ojos que empezaban a picarme por las lágrimas que querían salir.

Cuando arranqué mi auto y los dejé ahí a esos nuevos esposos, solo pude pensar en mi amigo Arthur y su esposa Estela, quienes en algún momento fueron igual, jóvenes enamorados y que tomaron decisiones apresuradas y conmigo siempre apoyándolos y ayudándolos en todo. Arthur fue mi hermano y su hijo Esteban es como mi hijo, todavía más fue mi cariño hacia él siendo fruto nacido del vientre de la mujer tan hermosa y especial que fue Estela Harrison. Solo espero que el camino que acaban de iniciar los nuevos esposos Harrison no termine como sus predecesores.

Me acabo la mi bebida y el segundo cigarro.

Subo a mi recamara, me pongo mi pijama y antes de apagar las luces miro la foto que cuelga en la pared de mi cuarto con los tres jóvenes y alegres Richard, Estela y Arthur abrazados con la chica en la mitad de ambos, lastimosamente esa mitad no fue solo en la foto, sino que también en nuestra relación de amigos. Esas sonrisas llenas de esperanza y sueños por cumplir que ya nunca vuelve.

ATADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora