ATADOS

Capítulo 68

Erika

El maniquí frente a mi con el vestido que elegí ya preparado para que yo lo use me pone los pelos de punta al recordarme que el día ha llegado. Tengo una mezcla de muchos sentimientos que el estrés porque todo salga tal y como mi mente lo imaginó disipa ese revoltijo de emociones, empeorando mi ansiedad el hecho de no haber hablado con Esteban durante los ocho días que llevamos separados ya que nuestros dedicados amigos se encargaron de todo para que ni una llamada o mensaje pudiésemos hacernos.

Me enteré incluso de que Cristian le escondió el celular a mi pobre esposo para que se relajara y no callera en la tentación y dañar el suspenso que tanto nos ha costado mantener hasta hoy.

Suspiro y doy un vistazo por la ventana de mi habitación viendo desde aquí como Daisy da ordenes a los pocos empleados que contratamos, Marcela está entre estos, pero sin paga al insistir en que quería ser todo lo útil que fuese posible. Los invitados estarán llegando en unas tres horas aproximadamente y hasta ahora tengo listo solo el maquillaje, falta aún el peinado que va por cuenta de Celia al tener la ventaja de tener a sus mejores trabajadoras a su disposición, las mejores en las boutiques del país.

Miro los tres cuadros en la pared, las tres pinturas al fin están completas siendo la mas importante de estas la tercera que hoy empieza a cumplirse en forma más tangible, el cuadro de nuestro hogar en formación. Hope se sube a la cama y se recuesta sobre mi almohada, me acerco para acariciarla y ella me ayuda a calmar los nervios que no puedo apagar, nervios de los buenos afortunadamente.

<< ¿Cómo estará Esteban ahora mismo? ¿seré la única a la que se le quiere salir el corazón por la boca?>>

La puerta se abre sacándome de mis pensamientos.

—Adelante chicas, ella es la preciosa novia—dice Celia muy animada dando paso a las tres chicas que traen consigo varios maletines cuadrados—. Es toda suya, ya saben que hacer, complázcanla en lo que pida —canturrea lo último para luego dejarme con las tres chicas.

Ellas se presentan, dos de ellas se dedican a las uñas y la otra al peinado. Me muestran todas las opciones y yo escojo un recogido con mechones sueltos sencillo pero elegante, las uñas las dejo a su creatividad siempre y cuando no sea nada extravagante o más llamativo que el mismo vestido. El tiempo parece pasar más veloz cuando se está ansioso, las siguientes tres horas pasan en un pestañear y cuando dejo de sobre pensar me hallo rodeada por Celia, Daisy y las tres chicas terminando de acomodar la falda de mi vestido que se amolda perfectamente a mi figura mientras yo detallo todo en el reflejo del espejo.

Acomodan como toque final el velo de encaje blanco que cae de forma hermosa. Me muevo para que toda la tela se luzca ondeando las mangas largas del mismo material, la falda no tan extravagante pero tampoco tan sencilla reflejando mi toque personal confirmando con la imagen frente a mí que todo en mi luce perfecto y me encanta.

Mis labios se curvan esbozando una sonrisa nerviosa pero genuinamente alegre la cual comparten los rostros de mis dos amigas tras de mí. Celia abre la puerta para despedir a sus chicas.

—Gracias, muchachas. Como siempre su trabajo es el mejor, nos vemos el lunes.

—¡Nos vemos! —se despide una.

—Que disfruten la ceremonia— exclama la segunda al cruzar la puerta.

—¡Suerte! —dice la última en salir.

—Uff, que trabajoso es todo, pero por lo que veo vale la pena la inversión ¡solo mírate! Eres toda una princesa —me dice Daisy pasando su mano por la tela del vestido.

—Corrección, una reina —bromeo con el chiste interno que empezó con el apodo favorito de mi hombre.

Ellas ríen, se sientan junto a mi para contarme como ha estado toda la logística de la ceremonia hasta el momento afortunadamente sin inconvenientes y cuando ha pasado aproximadamente media hora ya están casi todos los invitados abajo con dirección al lago, podemos ver todo por la ventana, pero ellos a nosotros no. El patio frontal de la casa ya está listo para la recepción luego de la boda con las mesas contadas y el banquete en el piso de abajo en la cocina.