Capítulo 29

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Esteban

Al llegar a mi casa verifico que Erika esté bien e inmediatamente subo a darme una ducha larga en la tina para quitar la tensión de varias cosas de las que me enteré hoy y que tal vez estaba mejor sin saber.

El vapor hace que me relaje ligeramente, pero lo que vi hoy me afectó de una forma que no esperaba y no puedo dejar de repetirlo en mi mente, siendo que parece ser solo la punta del iceberg.

Pongo mis dedos sobre el puente de mi nariz dejando caer mi cabeza hacia atrás mientras vuelvo a recordar la tarde de hoy.

- Estas son los pocos datos que tengo hasta ahora, no fue tan difícil encontrar lo básico, pero aún falta unir puntos para ir más allá y darte todo lo que pediste. – me dice Richard poniendo sobre la mesa un sobre amarillo.

Escogí esta cafetería al tener un ambiente privado y tranquilo, ya que no podía ver esta información con Erika a unos cuantos pasos de mi escritorio.

Más vale que ya haya bajado a almorzar.

Tomo el sobre en mis manos y leo el nombre de "Erika Brown" en la inscripción gastada por los años, es obvio que estuvo archivada por un largo tiempo. Lo abro y saco documentos sujetos por un ganchillo.

La primera hoja es su expediente con fecha de nacimiento y nombre del orfanato local de esa región "Nearon" al cual ella llegó del pueblo llamado "Karev" donde se sabe que ella nació. Me centro en leer en silencio bajo la mirada del hombre frente a mí a quien ignoro.

La edad de cinco años resuena en mi cabeza al imaginar a una pequeña e indefensa Erika siendo abandonada por su madre sin ninguna explicación, pero lo que me retuerce el estómago es pasar la hoja y ver la foto que le tomaron en el chequeo médico obligatorio. Su carita inexpresiva, su vestido sucio y ella abrazando fuertemente a una muñeca de trapo.

Cuando leo que fue primordial en su examen el revisar si había sido víctima de abuso sexual mi respiración se altera ¿con que clase de mujer estuvo esos cinco años de vida? ¿Qué ambiente tuvo que soportar para que estuviese en riego de violación? La indignación me recorre las venas y la impotencia de no saber todo el panorama, pero al menos veo un indicio para ayudarla, las pesadillas y su tormento proviene desde que es muy pequeña y su madre juega un papel importante en todo esto.

Según el informe, esa mujer llamada Marcela Brown fue una drogadicta y también padecía problemas con el alcohol. No se sabe nada de su paradero y lo más probable es que esté muerta, pero necesito matarla en la mente de mi esposa también de una vez por todas.

- Esteban ¿estás ahí? – abro los ojos volviendo al presente con la voz de Erika llamándome.

- Si, me quedé dormido. En unos minutos salgo – le respondo.

Le pedí a Richard que investigue más a fondo, que pague las sumas que tenga que pagar que de eso yo me encargo. Del padre de Erika no se tienen registros y eso también me resulta curioso.

Me lavo y salgo de la tina tomándome mi tiempo para fingir que no sé nada, que no ha cambiado su imagen ante mis ojos y que mis deseos de meterla en una cajita para que nada la dañe normal.

Abro la puerta del baño y la veo ya durmiendo en la cama con una respiración tranquila. Me recuesto a su lado detallando su piel de porcelana, pálida y suave, sin poderme resistir le paso los dedos el borde de los labios carnosos y rosados bajando por su mandíbula hasta su cuello donde tiene unas marcas casi nada perceptibles si no miras con atención y de cerca ¿Cómo se las habrá hecho? O ¿Quién se las provocó? La acides toma mi estómago y sacudo la cabeza quitando escenarios con ella en situaciones que no quiero pensar.

ATADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora