Capítulo 38

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Narrador omnisciente.

—Ay, mi Cele, estoy seguro de que amarás a esa niña. Es tan noble y divertida, para serte honesto esta es la hora en que no entiendo como un gruñón como Esteban logró conquistarla —le dice Cristian a su esposa quien está muy interesada en conocer a la mujer de su amigo desde que oyó de ella.

El auto de la pareja se detiene y buscan donde estacionar agradecidos de que este no sea el día en que más clientela hay.

—No sé porque, pero desde que me hablaste de ella siento que nos llevaremos muy bien, suena a que es una muchacha encantadora —dice emocionada.

Celia se mira el maquillaje en el espejo retrovisor y luego acaricia su pequeño vientre suspirando.

—Esta será su primera fiesta ¿no? —le comenta a su esposo mirando su abdomen y ambos se ríen felices.

—Técnicamente, mi vida —se acerca y le planta un beso a la mujer.

La risueña pareja deja el auto y se posan a un lado de la entrada esperando a los invitados con paciencia con Cristian abrazando por la espalda a Celia.

Mientras tanto en otro auto escondido entre los demás en el estacionamiento del lugar están Erika y Esteban terminan de comer unos helados que no pudieron resistirse a comprar antes de la fiesta, obviamente siendo una iniciativa de Erika.

—¡Ya! deja eso que nos deben estar esperando —dice ella afanada por abrir la puerta.

—Deja te ayudo.

Esteban se baja primero y le abre la puerta para tomarla de la mano y llegar juntos hasta la entrada.

A lo lejos Cristian reconoce a la pareja que se les aproxima y toma a su esposa de la mano para las presentaciones.

—¡Pero que belleza nos deslumbra esta noche! —bromea el pelirrojo sacándole una sonrisa a todos menos a su amigo que tiene su seriedad natural —Erika Harrison, te presento al amor de mi vida y madre de mi hijo en camino, Celia Foster —la señala el hombre con admiración evidente en sus ojos al presentarla.

Erika hace el ademan de ofrecer la mano para saludar, pero Celia se le adelanta y la saluda con dos besos en las mejillas sorprendiendo a la señora Harrison.

—¡Es un placer finalmente poder conocerte! —la toma de ambas manos con emoción.

—Lo mismo digo —le sonríe la chica ante la actitud tan efusiva de la mujer morena y de cabello afro muy bien cuidado.

—¿Qué estamos esperando? Entremos —dice el pelirrojo.

Cristian toma de la cintura a su esposa cuando ingresan y Erika vuelve a tomar la mano de Esteban. Cuando ingresan las luces que iluminan la oscuridad del lugar y el humo que sale de la tarima que se encuentra cerca a la barra les iluminan la vista a los invitados.

La música inunda el lugar con "el día de mi suerte" en la voz de Willie Colon. El lugar está con bastante gente y la mayoría parados bailando en parejas o grupos de forma alegre y a su manera.

—Te dije que no te dormirías – le dice Cristian a Esteban en voz alta para que lo escuche.

—No cantes victoria aún.

—Miren —señala la morena a una de las pantallas - hoy es noche de merengues y salsa vintage hasta las doce, luego empieza el "Karaoke a la plancha" —da saltitos mirando a su esposo.

—Es nuestra noche, bombón —dice Cristian confiado en que podrá humillar en la pista a su amigo, puesto que solían venir muy seguido a este sitio con su esposa antes de enterarse del embarazo.

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