Capítulo 14.5

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Esteban

Me levanto con plena seguridad de lo que voy a hacer al escuchar la llamada de la mujer para ir a mi matrimonio, pero creo que mi compañera no se encuentra con la misma seguridad que yo, la miro y noto su nerviosismo al tenerla sujeta a mi mano, intento transmitirle un poco de mi calma y que sienta que esto es una buena decisión para su vida y espero que surja algo de efecto a la vez que le hago un gesto con la cabeza para reforzarle la idea de que estamos juntos en esta locura.

Tomamos asiento juntos y los testigos pertinentes un poco más atrás cada uno al lado de nosotros. Admito que mucha de la confianza que intento emanar ahora mismo tiene que ver con la aprobación de Richard, o por lo menos su no negativa a apoyarme en esto. Nunca se lo he dicho ni pienso hacerlo, pero el ha sido más padre para mi de lo que fue Arthur Harrison, por lo que admito que el que esté en este momento junto a mi me hace pensar que mi locura no es del todo errada.

La jueza que nos casará empieza su discurso para iniciar la ceremonia.

- Buenas tardes a todos, me presento – nos habla seriamente, pero con gentileza en su voz – soy la jueza Jenny O'Connor y seré la encargada de llevar a cabo esta unión el día de hoy.

Asentimos Erika y yo sintiéndola un poco incomoda en su silla.

- Muy bien, si todo está claro daré inicio. – carraspea y continua - estamos esta tarde aquí reunidos para unir a este hombre, Esteban Harrison y a esta mujer, Erika Brown en sagrado matrimonio.

El matrimonio nunca fue una ilusión para mí, ni la familia ni mucho menos los hijos. Es un acuerdo que puede ser beneficioso para ambas partes que lo conforman si se hace de forma clara desde un inicio, sino puede ser una pesadilla total iniciada por el sueño de un amor inquebrantable que se verá arruinado por la primera tormenta.

- Esteban Harrison ¿acepta recibir a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas? – Me cuestiona la jueza.

Volteo pro un breve segundo hacia la mujer a mi lado analizando mi elección antes de contestar, ella me ignora mirando directamente a la jueza. Está un poco nerviosa, pero se ve que es una mujer seria y que sabe lo que está haciendo, viendo esto con la seriedad y neutralidad emocional que necesito.

- Si, acepto – Respondo firme a la jueza y luego volviendo a fijar mi mirada en Erika.

La jueza la mira y ella me suelta la mano.

- Erika Brown ¿acepta usted recibir a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas? – se el cuestiona y analizo sus expresiones.

Se toma su tiempo para responder, no debe ser fácil para ella todo lo que pasó en tan pocos días por lo que no juzgo su momento de duda. Richard carraspea para poner presión de forma obvia y lo maldigo mentalmente por su imprudencia al poner más nerviosa a quien también será su jefa en breve y no vacilo al lanzarle una mirada amenazante que el identifica bajo mi sonrisa forzada en su dirección.

- Si, acepto – escucho que responde con seguridad Erika y me enorgullezco de que no me decepcione con la actitud que toma. No necesito una mujer cobarde o débil a mi lado, sino a alguien segura de lo que quiere.

- Entonces, ahora que ambos aceptaron y están aquí por su libre voluntad ante estos testigos presentes, repitan después de mí. Primero el señor Esteban.

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