Capítulo 22

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Erika

Me quedé pensativa sobre la hábil respuesta que sacó Esteban ante las interrogantes sobre mis ocupaciones profesionales o la falta de estas. Mezcló verdades con inventos para cortar el tema y me hizo sentir bien el que recordara detalles sutiles de mi vida que le he comentado, no pensé que me pusiera tanta atención. Es totalmente cierto el que aprendí ingles los años finales en el orfanato junto con otras prácticas y es muy bueno ya que, si bien no tengo una profesión como tal, si puedo defenderme con el dominio del idioma, ya que en Cecania no tenemos lengua oficial, sino que se habla el ingles y español siendo el más predominante el segundo, así que inútil no soy.

Tengo mucho por demostrar y aprender, estoy abierta a todo para iniciar este nuevo rumbo que tomó mi vida.

- Creo que tenemos que ponernos de acuerdo por si vuelven a surgir preguntas sin respuesta clara – me volteo hacia mi esposo en el asiento del copiloto – ejemplo ¿Cómo nos conocimos y enamoramos? Esa es muy común y no planeo responder que un loco se obsesionó conmigo y no me quedó más opción que correr a casarme con el millonario bondadoso que me ayudó para salvarme del problema.

El resopla y gira los ojos riendo con asco solo para el recordando probablemente el desastre que fue el proceso de conocerme.

- Fácil, emm solo... - se detiene a pensar su respuesta elevando una ceja – solo salí un día a comprar algo y te conocí en la tienda, me gustaste, te invité a salir y nos enamoramos en menos de tres meses para finalmente terminar casándonos. El resto es historia – eso fue sencillo – Además – ladea su cabeza con fastidio, como si le picara el cuello - ¿Qué les importa a las personas la vida privada de los otros? Eso es más que suficiente, lo importante es que sepan que soy tu esposo y tu mi esposa, fin.

Buen punto.

- De acuerdo, no es necesario dar más detalles y si los piden inventare algo no muy complicado –

- Hecho – levanta su mano esperando a que choque los cinco y yo respondo con una sonrisa chocando su mano con la mía.

- Llegamos – me avisa.

Fue sencillo darme cuenta debido a los fotógrafos y periodistas que están a la entrada del lugar y que cuando ven los autos se apuran con los flashes de sus cámaras a capturar imágenes en nuestra dirección, cosa que controlan y evitan los autos negros que nos escoltan todo el tiempo. Me siento como si me hubiese casado con una celebridad y no estoy segura de que me agrade, me pone muy ansiosa.

Hecho un vistazo por la ventana y el enorme edificio de más de veinte pisos con paredes formadas por ventanales hermosos que le dan ese toque de elegancia y de alto valor que me intimidan ligeramente. Me aliso mi falda con mis manos tragando saliva diciéndome a mi misma que no hay porque estar nerviosa, no me puedo dejar intimidar ya que yo ya pertenezco a este mundo.

<<Repítelo hasta que te lo creas>>

Entramos a un estacionamiento siguiendo al auto de enfrente y al bajar nuevamente Esteban es quien me abre la puerta con ese semblante serio que mantiene frente a todos pero que a la vez me demuestra paz al mirarme y tomar mi mano para recordarme que no estoy sola.

Tomamos el elevador con paredes de espejos junto a Richard y tres escoltas mientras que los hombres suben en al que le sigue a este. Marcan el piso treinta, el último que hay entre los botones y doy gracias por no tener miedo a las alturas.

El silencio es incómodo con la música de fondo típica de los ascensores, pero no puedo fijarme en eso al sentir que mis manos están sudando, provocando que suelte la de Esteban para limpiarlas disimuladamente contra mi ropa. Se abren las puertas del amplio elevador y salen primero los escoltas y nos dan espacio para salir seguido de ellos.

ATADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora